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De Panamá a Belice, ocho experiencias alrededor de la naturaleza en Centroamérica y República Dominicana

Desde bucear en la mayor barrera de coral del hemisferio norte o avistar ballenas jorobadas en el Pacífico hasta conquistar el cráter de un volcán y observar sus ríos de lava incandescente. En la región, cada experiencia invita a conocer El Origen de la naturaleza en estado puro

Centroamérica y República Dominicana son territorios en los que puede vivirse y reconocerse El Origen del planeta; un istmo que emergió de los mares hace millones de años para convertirse en un verdadero santuario tropical. Rodeada por el Océano Pacífico y el mar Caribe, la región concentra el 12% de la biodiversidad del mundo. Por ende, invita a vivir experiencias únicas en torno al ecoturismo y a la aventura, a lo largo de su curvilínea silueta repleta de volcanes, selvas, lagos, ríos y cascadas que quitan el aliento.

Avistar ballenas en la costa pacífica de Panamá

Entre julio y octubre, la costa del Pacífico panameño recibe unas 2000 ballenas jorobadas (Megaptera Novaeangliae), que viajan desde la Antártida y desde Alaska. La razón principal de esta migración es la calidez de las aguas de la zona que las convierte en el lugar perfecto para que las madres y sus crías estén libres de depredadores. El archipiélago de Las Perlas y las islas Contadora, Herrera y Los Santos son algunos de los lugares ideales para observar estos gigantes del mar. Con suerte, puede hacerse desde la orilla —hay más de 55 kilómetros de playa—, aunque se recomienda tomar un barco para poder vivir la experiencia más de cerca y, así, escuchar su sonido.

Perderse entre los bosques de Costa Rica repletos de vida silvestre

La rica biodiversidad de Costa Rica invita a los amantes de la fauna y la flora silvestre a adentrarse en sus bosques en busca de todo tipo de especies. El Bosque Nuboso de Monteverde, por ejemplo, es una de las joyas naturales del país y hogar del 2.5% de la biodiversidad del mundo, en que, aproximadamente, el 10% de su flora es endémica. En él pueden practicarse numerosas actividades de aventura, como escalar arboles con cuerdas al estilo rappel. Por otra parte, el Parque Nacional Corcovado y la Bahía de Drake, ubicados al norte de la península de Osa, constituyen uno de los sitios con menos flujo de turistas, pero con una riqueza natural única. Cuenta con la mayor concentración de especies de flora y fauna del país y es conocido como el zoológico abierto de Costa Rica.

Alcanzar el cráter del volcán Masaya en Nicaragua

A solo 23 kilómetros de Managua, capital nicaragüense, se encuentra el Parque Nacional Volcán Masaya, el primero y más grande del país, así como uno de los atractivos más populares del Pacífico. En la cima del volcán Masaya, a cuyos pies descansa una impresionante laguna volcánica del mismo nombre, se observa el cráter Santiago alcanzable en coche, con 500 metros de ancho, 200 metros de profundidad y un lago de lava en activo. Además, el parque alberga un interesante sistema de tubos de lava donde miles de murciélagos e insectos viven en armonía con la naturaleza circundante. Puede visitarse tanto de día como de noche; al caer la tarde un espectáculo maravilla a sus visitantes: la apreciación del llamado “lago de lava”, que se observa desde la orilla del cráter.

Bañarse en los 27 Charcos de Damajagua en Puerto Plata, República Dominicana

Situadas a 36 kilómetros de Puerto Plata, en el Atlántico norte de la isla, estas imponentes cascadas son uno de los atractivos de aventura más importantes de República Dominicana. Un día de excursión por ellas consta de senderismo a través de espesos bosques y puentes mientras se descubre la flora dominicana. Al llegar a la cima rocosa de una colina comenzará un recorrido hacia abajo, saltando o deslizándose por una serie de cascadas y toboganes hacia piscinas cristalinas color verde esmeralda. Normalmente se suele ir a siete de ellas, aunque las 27 son accesibles para un público más entrenado en escalada y trekking.

Bucear en Útila, Honduras

Útila, la isla más cercana al continente y más pequeña del departamento insular de Honduras, es también uno de los mejores lugares para bucear en Centroamérica. Impregnada de una atmósfera de historias de piratería, sus aguas son un santuario para el tiburón ballena, el pez más grande del planeta. Además, esta pequeña isla cuenta con la mayor cantidad de escuelas de buceo del país bajo la certificación PADI y con unos de los precios más bajos del mercado para este tipo de cursos. Si no se está o se quiere estar certificado como buzo, el lado sur de Útila tiene un arrecife muy poco profundo perfecto para practicar esnórquel.

Desafiar las olas de El Salvador en una tabla de surf

El Salvador es el destino por excelencia de todo el que se considera buen surfista; los vientos impetuosos que soplan durante la mayor parte del año auguran olas épicas recomendadas para los más experimentados. La Libertad, con playas consideradas de culto, es la región por excelencia de este deporte. Desde la playa El Tunco, con olas especialmente poderosas entre los meses de marzo y septiembre, hasta la ruta de El Sunzal en la que probar ondulaciones de tamaños impensables. No hay que perderse la región de San Miguel, cuya playa de Las Flores es un paraíso de arena gris clara habitada por pescadores y uno de los destinos surferos más importantes de El Salvador.

Navegar por el Río Dulce, Guatemala

Situado en el departamento de Izabal, entre el Lago de Izabal y la Bahía de Amatique, el Río Dulce, la puerta de entrada al mar Caribe, ofrece una belleza escénica singular y es conocido por ser refugio de diversas aves nativas y migratorias. Para recorrer los 16 kilómetros que hay entre el golfete y el mar, las aguas —de entre 30 y 50 metros de profundidad— se adentran en un inmenso cañón enclavado entre exuberantes montañas de rocas calizas. Además, durante el recorrido en barco podrá disfrutarse de cayos e islotes de diferente tamaño, así como de la posibilidad de avistar manatíes y cocodrilos.

Descubrir la impresionante Barrera de Coral de Belice

Los entusiastas del buceo, el esnórquel, la fauna y flora marina disfrutarán como nunca en el segundo sistema de arrecifes de coral más grande del mundo. Declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la barrera de coral de Belice abarca 185 millas repletas de intricados hábitats y en la que se pueden encontrar más de 100 especies de coral, cientos de especies de peces y una abundante variedad de vida marina. Otro lugar ideal para el buceo en Belice es el famoso Great Blue Hole, cuya vida marina incluye tiburones nodriza, meros gigantes y varios tipos de tiburones, como el tiburón arrecife del Caribe y el tiburón punta negra.

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El director del centro investigador, Pablo Flores, asegura que este acuerdo ""protege a las empresas y les ayuda a estar preparadas ante las nuevas exigencias""