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Colegio Ingenio da consejos para que los alumnos no bajen su rendimiento en el tercer trimestre escolar

Es común que, en el tercer trimestre escolar, el rendimiento disminuya. Los madrugones continuados, las clases obligatorias y las actividades extraescolares, la aceleración del ritmo escolar para acabar temarios y el inevitable ajetreo del final de curso empiezan a hacer mella en los jóvenes. Además, tampoco ayuda la astenia primaveral caracterizada por cansancio, agotamiento y falta de energía para afrontar las obligaciones diarias. Colegio Ingenio da las claves para encauzar el tercer trimestre

El ambiente educativo de la familia es fundamental. Para que un niño esté bien adaptado en un colegio es crucial que en casa se conozca muy bien su carácter y el momento evolutivo en que se encuentra. También es importante estar atentos a su entorno y cuál y cómo es su núcleo de amistades.

En casa es determinante que aprenda y ejecute el sentido de la responsabilidad y compromiso. El éxito escolar es, también, el resultado de un clima familiar que contribuye a que el niño conozca cuáles son sus obligaciones.

También, en casa deben tener un lugar de estudio silencioso y adecuado, que favorezca la atención y evite la desconcentración. Lo ideal es que sea siempre el mismo y que solo cuente con las herramientas necesarias para hacer los deberes o estudiar.

No es momento para cambios. Se recomienda postergar, en lo posible, los viajes largos o cualquier iniciativa que pueda interferir con las rutinas familiares o escolares, tales como mudanzas u obras en casa. No generar excesivos planes de ocio. Ya habrá tiempo para ello durante las vacaciones.

Cuidar la alimentación y el sueño. Es interesante continuar desarrollando actividades deportivas o al aire libre que no sean demasiado exigentes, ya que ayudan a despejar la mente y facilitan el descanso.

Es importante ahora reforzar el ánimo y la confianza. Tampoco es el momento de realizar críticas desmoralizantes, sino de ofrecer un apoyo constructivo.

Un pequeño gesto como estar presentes confiere seguridad, lo mismo que tomar lecciones u ofrecerse a aclarar conceptos.

Hay que ayudarles a definir [planear] el trabajo, evitando la improvisación; así, se fijarán objetivos diarios que irán cumpliendo y será mucho más satisfactorio para ellos. Lo mejor es que, cada día, destinen un tiempo mínimo a las tareas escolares, y evitar las interrupciones de hermanos o amigos y, por supuesto, de pantallas o dispositivos móviles.

Establecer metas realistas, distribuir las tareas y el estudio a lo largo de los días, según su dificultad. Hay que recordar que el objetivo es afianzar los conocimientos de cara al futuro, no simplemente superar el curso, cayendo en la típica memorización a corto plazo que conduce a un olvido igual de rápido de las materias.

Asegurarse de que se dispone de todos los materiales y apuntes necesarios. Después, familiarizarse con los contenidos, trabajar diariamente y asignar un tiempo suficiente para repasar. No hay que dejar todo para el último momento. En este sentido, resulta muy útil combinar tiempos limitados de gran concentración con pausas cortas, para no saturar. También, preparar cuadros sinópticos o mapas mentales para relacionar ideas, o realizar simulaciones de pruebas, con el fin de aprender a controlar los nervios y a dosificar el tiempo y el esfuerzo. Existen en la actualidad magníficas aplicaciones en línea para comprobar el dominio de los temas.

Hay que seguir muy de cerca sus progresos y dificultades escolares y ayudarles dentro de las posibilidades. Así como pautar reuniones frecuentes con los profesores de su centro para conocer de primera mano su evolución.

Si los resultados no son los esperados, el verano es una buena época para contratar a profesores particulares o apuntarles a academias y que, así, refuercen las tareas que le son más difíciles y no pierdan del todo la rutina para el próximo curso. 

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