Reducir la velocidad de movimiento del calor entre dos espacios es la función del aislamiento térmico, de forma que en invierno los espacios permanezcan a una temperatura templada y en verano fresca. En España, 8 de cada 10 edificios todavía son ineficientes energéticamente y no cuentan con los recursos necesarios para obtener un mayor confort térmico.
Una de las mejores maneras de conseguir aislamiento térmico en verano y reducir, así, el uso del aire acondicionado es mediante el sistema de aislamiento térmico exterior (SATE). Se trata de una solución ágil, útil y práctica que es posible aplicar sin desalojar la propiedad.
¿Cómo es el funcionamiento de los sistemas de aislamiento térmico?
El sistema SATE provee aislamiento térmico exterior tanto en edificios de nueva construcción como en rehabilitaciones energéticas. Funciona gracias a tres componentes que actúan en conjunto y de forma integrada para mejorar el rendimiento térmico de una fachada.
Los elementos que componen el sistema se colocan a modo de capa. El primero es el mortero de cemento adhesivo, el cual sirve de soporte para el aislamiento SATE. Este es la capa central y está formado por planchas de aislamiento de diversos materiales como poliestireno, lana mineral o corcho.
Por último, se coloca una malla de refuerzo. Su función es reforzar las prestaciones y absorber las tensiones que pueden darse entre las distintas planchas. Para terminar las obras, se realiza un revoco decorativo, el cual incluye desde la regularización de la superficie hasta el añadido de elementos decorativos para lograr un acabado perfecto.
Beneficios de un buen aislamiento térmico
Durante el verano, el sistema de aislamiento SATE permite mantener la temperatura de las habitaciones varios grados por debajo de lo que se registra en el exterior. Se trata de un método fácil y más económico que otras soluciones para ahorrar en la factura de la luz. También reduce la aparición de moho y hongos porque impide la condensación de humedad. De esta manera, también se evitan las manchas por humedades en las paredes. Por otro lado, la instalación del sistema SATE aumenta la vida útil de las fachadas y supone la revalorización de una vivienda.
Otro beneficio de los sistemas SATE es que no contienen sustancias nocivas y consiguen economizar el uso de energía, por lo cual contribuyen a reducir las emisiones de CO2. La aplicación de este revestimiento no solo supone una mejoría en materia de contaminación ambiental, sino que su capacidad aislante reduce la intensidad de los sonidos que provienen del exterior, permitiendo un mayor confort.
Por último, pero no menos importante, reduce el estrés térmico de las viviendas y los inquilinos. El estrés térmico es un factor que puede llegar a afectar a la salud de las personas, y debe tenerse en cuenta más allá de la eficiencia o el ahorro.
Sin duda, el SATE es una buena opción, ya que permite disfrutar de los beneficios del aislamiento térmico en verano y conseguir que los ambientes de una vivienda se mantengan frescos con un menor consumo energético.