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La alopecia cicatricial, una enfermedad capilar que afecta al 5% de la población

Este tipo de alopecia produce un daño irreversible en el folículo piloso que impide el crecimiento normal del pelo, como consecuencia de procesos como lesiones, traumatismos o quemaduras o alguna enfermedad del cuero cabelludo, según Hospital Capilar

Las alopecias cicatriciales se dividen en primarias, por causas linfocíticas, neutrofílicas o mixtas, y secundarias, por factores físicos, químicos, térmicos, de tracción o crónicos

En las mujeres, la alopecia cicatricial más frecuente es la alopecia frontal fibrosante, mientras que, en los hombres, una causa muy común es la foliculitis decalvante

La alopecia es un problema que afecta al 42,60% de la población española, siendo la alopecia androgénica, de origen genético y hormonal, la que presenta una incidencia mayor al agrupar hasta el 80% de los casos. Sin embargo, el 5% de las consultas actuales se producen por alopecias cicatriciales, que se caracterizan por la presencia de cicatrices en el cuero cabelludo que reemplazan al folículo piloso y que impiden, por ende, el crecimiento normal del pelo en la zona afectada, según Hospital Capilar, la mayor corporación del sector capilar.

"La alopecia cicatricial es aquella que da lugar a una pérdida permanente del folículo piloso, ya que las cavidades donde crece el pelo han sido dañadas o no están bien desarrolladas, como consecuencia de diversos procesos patológicos como lesiones, traumatismos o quemaduras, o bien alguna enfermedad del cuero cabelludo. Además, se observa que, en la zona donde se presenta la calvicie, el cuero cabelludo está enrojecido, con descamación o pústulas, pudiendo picar, escocer e, incluso, doler la zona afectada", explica el doctor Joaquín Domínguez, de la clínica Hospital Capilar.

Así, las alopecias no cicatriciales, entre las que destacan la androgenética, la areata y el efluvio telógeno, pueden ser controlables si se diagnostican en una fase temprana debido a que no llega a producirse la pérdida de orificios foliculares, mientras que, en las cicatriciales, los folículos pilosos están dañados y se van miniaturizando, volviéndose más finos y frágiles, dando lugar a una reacción inflamatoria que los destruye y que provoca, por tanto, una pérdida del cabello irreversible.

En función de su origen, las alopecias cicatriciales se dividen en dos grandes grupos, clasificándose entre las primarias y las secundarias. En el caso de las primarias, destacan las linfocíticas (alopecia frontal fibrosante, el liquen plano pilar o el lupus discoide), las neutrofílicas (foliculitis decalvante o disecante), o mixtas (acné queloidal o foliculitis necrótica); mientras que, las secundarias, aparecen por causas físicas como traumatismos, radiaciones ionizantes o cirugías previas, así como por infecciones bacterianas, víricas, fúngicas y parasitarias, o bien por enfermedades inflamatorias crónicas.

A este respecto, el doctor Domínguez apunta que "el origen de muchas de las alopecias primarias sigue siendo desconocido, aunque, en éstas, la pérdida del folículo se produce a consecuencia de un proceso inflamatorio en torno al mismo y, por otro lado, las secundarias aparecen por factores físicos, químicos, térmicos, de tracción o crónicos, pudiendo originarse, incluso, por patologías como la tricotilomanía. En el caso de las mujeres, la alopecia cicatricial más frecuente es la alopecia frontal fibrosante, mientras que, en los hombres, una causa muy común es la foliculitis decalvante"

A pesar de su carácter irreversible, la alopecia cicatricial no afecta, en muchas ocasiones, a todo el cuero cabelludo, lo que hace que existan soluciones efectivas para disimularla, con tratamientos encaminados a que no evolucione el proceso e intentar estabilizar la caída. De esta forma, el trasplante capilar se postula como una de las mejores opciones para combatir esta pérdida de cabello, siempre y cuando el paciente disponga de zona donante suficiente para llevar a cabo esta intervención.

Por ello, el experto de Hospital Capilar recomienda "realizar un diagnóstico preciso y detallado por parte de un médico especialista que indique el tratamiento acorde a cada caso, lo que evitará, además, que el daño de los folículos llegue a la etapa más avanzada. Esto se hará a través de una correcta historia clínica, una exploración física y, en algunos casos, mediante la realización de una biopsia para obtener resultados de un estudio histopatológico". 

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