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Cómo proteger el cabello ante la caída estacional de primavera

Durante esta estación, se produce el efluvio telógeno, un proceso reversible que acelera el ciclo de renovación del cabello, llevando a que, durante dos y cuatro meses, el pelo se caiga hasta un 20% más, según los expertos de Hospital Capilar

La variación de temperaturas o el incremento de horas de luz producen cansancio, estrés y fatiga, promoviendo que el cabello pase a fase de caída y se produzca un daño en los vasos sanguíneos que nutren al folículo piloso

Utilizar productos capilares específicos, lavarnos el pelo de forma frecuente y seguir una alimentación equilibrada y variada, entre las recomendaciones de los especialistas para contrarrestar la caída estacional excesiva en primavera

La llegada de la primavera trae consigo un incremento de horas de luz, constantes cambios de temperatura o la aparición de la alergia, factores que llevan a la aparición de la llamada astenia primaveral, una patología que sufre alrededor de la mitad de la población española y que produce alteraciones físicas y psicológicas que influyen directamente en el proceso de renovación del cabello durante esta estación del año, según Hospital Capilar, la mayor corporación del sector capilar.

"La astenia primaveral es un trastorno adaptativo a los cambios y horas de luz, de temperatura y presión atmosférica que induce cambios en el estado anímico de las personas y que afectan al reloj biológico que regula las funciones de nuestro organismo, llegando a producir cansancio, falta de energía, irritabilidad, alteraciones de sueño, ansiedad, cefaleas e inapetencia sexual, haciendo que padezcamos más estados de ansiedad y estrés que pueden llegar a agravar el efluvio estacional", explica el doctor Joaquín Domínguez, de la clínica Hospital Capilar.

Así, en estos meses del año, se produce una caída estacional similar a la que ocurre en otoño llamada efluvio telógeno, un proceso reversible que acelera el ciclo de renovación del cabello y que hace que los folículos pilosos, al entrar en fase de reposo, se vuelvan más débiles, opacos y sin brillo, existiendo un 20% más de pelo que se cae. Este proceso suele durar entre dos y cuatro meses y, tras este periodo, el cabello pasa a una nueva fase de crecimiento, aunque será importante acudir a un especialista si esta situación se prolonga y se sigue evidenciando una pérdida de densidad en el mismo durante más tiempo, así como un retroceso en las líneas de crecimiento.

Además, cabe recalcar que, en la primavera, comenzamos a salir más y, por tanto, la melena queda más expuesta a agentes externos que pueden deteriorarla, sumado a la fatiga, el estrés y los trastornos del sueño que experimentamos en este periodo, que promueven que el pelo pase a fase de caída y provocan un daño en los vasos sanguíneos que nutren al folículo piloso, fomentando que perdamos más de 100-150 pelos al día. A este respecto, el doctor Domínguez señala que "en épocas en las que la caída del cabello se suele acentuar, será fundamental encontrar formas de canalizar el estrés mediante hábitos saludables y que nos hagan felices, con el fin de conseguir que la influencia negativa en nuestra salud capilar sea menor".

Cómo cuidar el cabello en primavera

Para controlar, en la medida de lo posible, los estragos de la primavera en el cabello, se recomienda incorporar en nuestra rutina capilar determinados productos de higiene, adecuados para cada tipo de pelo, como lociones anticaída o mascarillas hidratantes que pueden ayudar a mejorar la calidad del cuero cabelludo, así como productos de nutricosmética con vitaminas y minerales. "Por otro lado, se aconseja un lavado del cabello frecuente, mínimo 3 o 4 veces por semana, ya que tener un cuero cabelludo limpio y permeable hará que el folículo salga sin obstrucciones, así como evitar exposiciones prolongadas al sol sin protección e incluso, en ocasiones, optar por el uso de suplementos vitamínicos", detalla el especialista de Hospital Capilar.

Asimismo, seguir una dieta sana y equilibrada será esencial para fortalecer el pelo durante esta temporada, debiendo incluir en la misma elementos propios de la dieta mediterránea como frutas, verduras, cereales, carne y pescado azul, ya que la carencia de alimentos ricos en hierro, zinc y vitaminas del grupo B o C podrán llevar tanto a una mayor pérdida de energía como a una caída más acusada en los meses primaverales.

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