Este elemento está sometido a un gran estrés de funcionamiento, que unido a un desembrague no adecuado y al paro contínuo y el cambio de marchas (mayoritariamente en las ciudades), provocan que se desgaste y desemboque en fallos mecánicos
El embrague de los vehículos es un sistema que, debido al automatismo con el que conducimos, algunas veces no hay conciencia de él, pero no es un hecho muy inusual que muchos vehículos terminen en el taller de reparación para solucionar problemas en el embrague. En Talleres Murillo les explican a continuación, alguno de los problemas con el embrague, ya que son profesionales del motor con amplia experiencia, además de detallar y explicar el funcionamiento.
El embrague como pieza para transferir la fuerza del motor a las ruedas
Para que las ruedas del vehículo funcionen debe de haber una fuerza que se aplique sobre ellas. Para ello, un sistema debe aplicar esta fuerza, proveniente del motor, a la transmisión y caja de cambios, responsables de la rotación de las ruedas. El encargado de esta función es el embrague, que permite que la fuerza del motor se traslade a las ruedas, liberando más fuerza o reduciéndola en caso necesario.
El objetivo del embrague es el de acoplar o desacoplar el movimiento del motor con el de las ruedas por medio del cambio de marchas. De una forma manual, se puede separar o unir el giro del motor del vehículo a la transmisión, liberando de este modo el movimiento hacia las ruedas.
Hay tres posiciones del embrague, dependiendo de la posición del pedal:
Desembrague: el pedal está pisado, por lo que no existe transmisión de fuerza hacia las ruedas. En esta posición es cuando realizamos el cambio de marcha en la palanca.
Transición: Es el momento más delicado, ya que es cuando se produce el acople. Para evitar tensiones y fricciones que producen el mayor índice de desgaste, se debe soltar de forma progresiva el pedal, para evitar un acoplamiento brusco que pueda dañar el motor o la caja de cambios.
Embrague: Una vez se ha soltado el pedal y se ha realizado el acople, el embrague ya ha conectado el motor con la caja de cambios y las ruedas van a girar dependiendo de la marcha seleccionada.
El embrague duro
Cuando al pisar el pedal se nota que hay que hacer más fuerza de lo habitual se dice que el embrague va duro y es un signo de problema, que hay que revisar lo más pronto posible.
Como se ha explicado, uno de los momentos en que se produce mayor tensión en el embrague es durante el desembrague. Mayoritariamente en las ciudades, al estar parando y arrancando de forma muy contínua por culpa de los semáforos, hace que este se someta a una mayor fatiga, desgastando mucho más el sistema.
Como en cualquier sistema, para evitar males mayores, lo mejor es realizar revisiones de mantenimiento. Talleres Murillo aconseja no dejarlas pasar y mantenerlas al día.