El escritor presenta en su último libro una trama compleja en la que todos los personajes parecen esconder algo y en la que la investigación se ve amenazada por hechos inesperados que no responden a la lógica
El caso de la desaparición de unos estudiantes de bachillerato se reabre dos décadas más tarde, cuando se descubren numerosos restos óseos y el autocar en el que viajaban. El inspector Javier Tordo, al frente de la investigación, deberá avanzar sin tregua para esclarecer qué ocurrió antes de que sea demasiado tarde, ligando piezas clave del caso que algunas sombras del pasado están dispuestas a hacer olvidar. Con esta inquietante premisa, el escritor Javier González Alcocer presenta su nueva novela Claroscuro (editorial Tregolam).
El autor construye una trama compleja pero muy efectiva, que sume a los lectores en la búsqueda de la verdad junto a los protagonistas de la obra, los inspectores Javier Tordo y Paloma Roncal, el subinspector Sebastián Yagüe y el médico forense Federico Montes. La maestría de Javier González Alcocer para equilibrar la historia con los personajes, haciendo que cada uno de ellos añada intriga con los secretos que guardan, desemboca en una novela policíaca adictiva que los lectores no podrán soltar de las manos.
"Sin personajes no habría novela y sin trama tampoco existiría este libro. Yo doy la misma importancia tanto al argumento como a los personajes, forman un conjunto unido".
El inicio de la investigación lleva a los profesionales al lugar donde todo empezó: el instituto Jorge Manrique. Allí se percatarán de que la relación entre dos alumnos del pasado, Carmen Glosario y Julián Grande, puede ser de vital importancia para la resolución del caso, sobre todo por la ambigua información que ofrece la directora del centro, Eva Garcilaso. Esta contrarreloj, en la que cada personaje parece ocultar un secreto, llegará a afectar a la vida personal de los inspectores, que a veces tendrán que elegir más allá de lo profesional.
El escritor muestra a unos personajes reales, con carácter, incluso con defectos, pero también con ingenio e inteligencia, que no solo provocan que el lector empatice con ellos y experimente la lectura como una vivencia que podría ser personal, sino que agilizan cada uno de los hilos narrativos que componen la novela, creando una relación estrecha entre ellos que se afianzará a lo largo de la obra.
"Tener una pareja de investigadores da más agilidad a las ideas, dos mentes pensando y trabajando a la vez pueden abarcar más que una sola. Además, el vínculo que se crea entre ellos se vuelve más importante en las siguientes novelas. Javier Tordo y Sebastián Yagüe comparten el mismo camino durante otras tres novelas, hasta un final…".
Javier González Alcocer indaga en la parte más oscura del ser humano que siempre se trata de esconder, y muestra que no solo las acciones que responden al engaño, la venganza o el dolor pueden causar daño; también lo hacen aquellas que están motivadas por el amor.
"El ser humano es muy complejo, todos tenemos un lado oscuro, que en algunos casos es muy poderoso. Creo que hay personas que prefieren dejar el camino libre a ese lado terrible que tienen, y permiten que sea capaz de realizar las acciones más horrorosas que podamos imaginar. Aunque se quieran justificar en un trasfondo de amor, en realidad son actos de maldad".
El autor juega con la mente del lector en una atmósfera de misterio e incertidumbre, en la que todos los personajes podrían ser sospechosos, y que deriva en un giro final que provocará que los lectores se queden perplejos, y no puedan evitar volver a leer la obra para comprobar, asombrados, cómo encajan todas las piezas del puzle que la conforma.
Sin duda, una propuesta inteligente e imprevisible que se puede asentar al lado de otras grandes novelas del género.
La novela de Javier González Alcocer ya está disponible en las librerías para aquellos lectores que busquen una historia que los atrape desde el comienzo hasta el final.