La COVID-19 ha disparado la aparición de plagas de animales transmisores de enfermedades. Las temperaturas y las lluvias escasas e irregulares de esta primavera hacen prever la llegada, como cada año, de las habituales plagas de mosquitos y mosca negra, así como de cucarachas. Pero la plaga que más preocupa, debido al confinamiento y las restricciones por la COVID-19, es la de los roedores, especialmente de las ratas
La menor presencia de las personas en el exterior durante meses ha provocado que este año se hayan visto más ratas, más grandes y también más agresivas, que en años anteriores. Además, desde ADEPAP se hace hincapié en que se trata, en la mayoría de los casos (mosquitos y roedores, especialmente) de especies transmisoras de virus y enfermedades. Desde la Asociación de profesionales de la desinfección y control de plagas de Cataluña, ADEPAP, coincidiendo con el Día Mundial del Control de Plagas (6 de junio) se recomienda tomar medidas preventivas y confiar en empresas profesionales especializadas para combatir las plagas y para hacer las desinfecciones, actuaciones altamente necesarias y relacionadas entre ellas, especialmente en tiempos de pandemia, para garantizar la seguridad y la salud ambiental en ámbitos tan críticos como los servicios sanitarios y alimentarios.
La prevención es una de las medidas más importantes para controlar las plagas. El presidente de la asociación, Quim Sendra, recuerda también que “debe tenerse en cuenta que animales como las ratas o los mosquitos son transmisores de enfermedades”. “Las empresas de control de plagas y desinfección realizamos un servicio fundamental y necesario en el cuidado de la salud ambiental y, consecuentemente, para la calidad de vida de las personas”. Sin embargo, “los profesionales especializados del sector no siempre somos reconocidos como servicio esencial, como lo demuestra el hecho de que, a pesar de haberlo pedido reiteradamente y estar en contacto constante con virus y bacterias, no hemos entrado en la priorización de vacunación para parte de las administraciones públicas”.
Las plagas de ratas, las que más preocupan
A diferencia de años anteriores, este verano preocupa de manera especial la aparición de plagas de roedores, especialmente de ratas, que debido a la pandemia -confinamientos y restricciones- han visto favorecida su proliferación y se han vuelto más atrevidas. En menor medida también se ha detectado esta actitud más activa en los ratones de bosque. Las plagas de chinches de cama, en cambio, afectarán en menor medida por la limitación del turismo y de los intercambios internacionales.
En los últimos años ya se había constatado un incremento de incidencias por roedores. Concretamente, se detectaba un incremento sostenido de incidencias con la rata gris (Rattus norvegicus) y de rata negra (Rattus rattus) en los entornos urbanos, en que habitualmente no existía tanta presencia de esta especie. El aumento de las restricciones de uso de algunos productos biocidas, sumado a la gran capacidad de adaptación de estos organismos y a las resistencias que van apareciendo respecto a algunas materias activas, implica que cada vez sea más complejo mantener las poblaciones de estas especies bajo los umbrales de tolerancia establecidos. A todo ello, este año se ha sumado un confinamiento y también restricciones de movilidad durante un largo periodo de tiempo que ha provocado más presencia de ratas en las calles. Éstas, además, se han vuelto más atrevidas y agresivas en busca de alimento.
Animales transmisores de enfermedades
ADEPAP remarca que las plagas de ratas, que solo pueden tratar las empresas y los profesionales especializados, son muy dañinas para la salud ambiental, ya que se trata de una especie que puede transmitir enfermedades zoonóticas, es decir que se transmiten de animal a persona y viceversa. “El coronavirus parece que se transmitió a los humanos por el consumo alimentario de murciélagos”, explica el presidente de ADEPAP, Quim Sendra. “Es obvio que aquí no comemos ni murciélagos ni ratas y también que las mordeduras de estos animales son muy extrañas y no hay evidencia de que éstas sean vías de transmisión de ciertos virus, pero una buena salud ambiental, especialmente en ámbitos muy concretos como el sanitario o el alimentario, pasan por combinar la prevención y el control de plagas con desinfecciones profesionales especializadas”. En cuanto a los mosquitos, no hay evidencia científica de que sus picaduras sean vectores transmisores del virus SARS-CoV-2, al contrario de lo que ocurre con otras enfermedades víricas como el Dengue, el Zika y el Chikunguya.
Para combatir al mosquito son muy importantes las campañas de concienciación que eviten la proliferación de lugares artificiales propicios para la puesta de huevos y el desarrollo de la fase larvaria acuática. Este año, la climatología de los últimos meses ha propiciado un hábitat favorable para la cría de las larvas de estos insectos. El presidente del ADEPAP, Quim Sendra, explica que las condiciones meteorológicas de los últimos dos meses han propiciado que los mosquitos puedan reproducirse y por ello “es razonable prever que, como ya es habitual, harán acto de presencia de manera generalizada”. Al mosquito tigre, además, le basta con “pequeños charcos, el agua que queda en el fondo de las macetas, etc.”. En cuanto a la prevención por parte de la población, se pueden instalar mosquiteras en las viviendas (ventanas, puertas y otras aberturas), vestir prendas de manga larga y pantalones largos y utilizar repelentes de insectos sin abusar de ellos.
Las plagas de mosca negra se focalizan en espacios públicos como ríos, arroyos y riachuelos y a menudo afectan a más de un término municipal, especialmente donde se encuentran caudales de agua abundantes. La picadura de la mosca negra es muy molesta y dolorosa y puede producir un fuerte picor e incluso edemas, que pueden tratarse con antihistamínicos y antibióticos, en caso de infección.
En cuanto a las cucarachas, las medidas preventivas son principalmente la limpieza y el mantenimiento de todo el sistema de tuberías y de arquetas del alcantarillado. El presidente de ADEPAP desaconseja el uso de insecticidas domésticos, “ya que pueden trasladar la plaga a otros lugares”. Por ello, “si algún particular descubre una plaga de cucarachas, recomendamos recurrir a empresas especializadas de control de plagas”. Siempre es mejor contar con los profesionales, ya que “algunos insecticidas domésticos mal utilizados pueden llegar a ser un problema para la salud de las personas, no siempre son efectivos y acaban teniendo un coste económico elevado”.
Menos chinches de cama debido a la reducción de la movilidad
“A causa de la crisis mundial provocada por la pandemia de la COVID-19 se han reducido drásticamente los viajes, por lo que esta plaga parece que tendrá mucha menos incidencia en el ámbito particular”, explica Sendra. Su evolución, dependerá, según el presidente de ADEPAP, “de la movilidad de las personas en función de las restricciones que pueda haber durante el verano”. A finales de este también se prevé que aumenten los casos de nidos de avispa asiática, un depredador que ataca a la abeja de la miel, con una gran capacidad de adaptación. Las picaduras de este insecto causan un dolor intenso, seguido de una quemazón parecida a la de una quemadura, además de producir perjuicios a apicultores y fruticultores.
Nota: En el siguiente enlace se podrán encontrar imágenes y vídeos de actuaciones de control de plagas y desinfecciones, así como el vídeo corporativo de ADEPAP World Pest Day.