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Aristeo Bee Venom desarrolla productos a partir del veneno de las abejas

Para extraer un gramo de apitoxina son necesarias 10.000 picaduras de abejas

Aristeo Bee Venom ofrece principios activos naturales originados por las abejas como miel, propóleo y apitoxina. Producen y comercializan estos productos apícolas con propiedades alimenticias, medicinales e industriales. Trabajan en el desarrollo de nuevos productos con valor agregado e investigando en apitoxina y propóleo para introducirlos en el mercado internacional.

Disponen de cerca de 3 millones de colmenas y 6000 apicultores profesionales repartidos por países como Francia, Holanda, Perú o Colombia, que se encargan de la extracción de veneno y propóleos. Trabajan con ellos directamente, sin intermediarios.

Los productos de las abejas se destinan al cuidado de la salud desde hace miles de años. Su acción sanadora reside en su alto contenido de sustancias biológicas activas. La miel es el alimento energético de las abejas, siendo el producto apícola de uso más antiguo extendido por el hombre. El propóleo es muy apreciado por sus propiedades antiinflamatorias, antitóxicas, anestésicas, estimulantes, antioxidantes, bacteriostáticas, bactericidas, antisépticas y cicatrizantes. Además de su amplio uso en medicina humana y veterinaria se emplea en agricultura, apicultura, ebanistería y conservación de alimentos. La apitoxina ha sido utilizada como medicina potencial para la artritis y desensibilizar personas que son hipersensitivas al veneno de abeja. Además de numerosas aplicaciones, el veneno de abejas tiene unas posibilidades interesantes para su uso en insecticidas selectivos. Ellos llevan extrayéndolo y manejándolo desde más de 15 años.

La empresa se ha fusionado con una firma colombiana para aprovechar sinergias y unir fortalezas en producción y comercialización. Fruto de ello, ha surgido un dispositivo electrónico para la extracción del veneno de las abejas sin dañarlas, maltratarlas o matarlas, que supone un gran avance en la materia. El Colector ha sido diseñado por Juan Gonzalo, ingeniero jefe de la empresa. Consta de una fuente de corriente continua y una unidad electrónica que genera pulsos de corriente alterna, que son transmitidos a unos electrodos de actuación que estimulan a las abejas para aguijonear y expulsar el veneno, el cual depositan sobre un vidrio, colocado debajo de una rejilla. El veneno se seca al contacto con el aire y se remueve con una cuchilla para ser almacenado en frascos ámbar de vidrio. Sus ventajas son muchas; su tamaño y área efectiva de colecta permiten la obtención de mayor cantidad de producto en menor tiempo y permite una cosecha abundante. “Es la tercera generación de la máquina, vamos por la 5G, que cuenta con notables modificaciones” comenta Alberto Alvarez, cofundador de Aristeo Bee Venom.

La empresa está centrada en el aprovechamiento de sus redes propias de producción, comercialización e investigación. Sus retos son llegar a acuerdos con la industria para la venta de productos de apitoxina liofilizada y extractos de propóleo e impulsar alianzas con organismos a nivel mundial para el desarrollo de la apicultura y la protección de zonas con alto valor biológico, así como tramitar los registros y autorizaciones necesarias.

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El director del centro investigador, Pablo Flores, asegura que este acuerdo ""protege a las empresas y les ayuda a estar preparadas ante las nuevas exigencias""