El club deportivo de San Sebastián de los Reyes aporta a dos representantes a la próxima cita olímpica: Adriana Cerezo y Viviana Marton.
Los Juegos Olímpicos son la gran cita deportiva con la que todo atleta sueña desde pequeño. Esta meta puede convertirse, si no se gestiona adecuadamente, en una obsesión perjudicial para los propios intereses del deportista. No es el caso de Adriana Cerezo, de Viviana Marton ni de ninguna integrante del exitoso equipo femenino de taekwondo Hankuk-U. Es lo que se extrae de las declaraciones que realizó la medallista en Tokio 2021 este miércoles, en una rueda de prensa celebrada en el campus de U de San Sebastián de los Reyes: "Soy la primera que cree que va a conseguir el oro", aseguró Cerezo antes de mostrar orgullosa uno de sus fondos de pantalla "que voy rotando" y en el que aparece una medalla del citado metal.
Adriana Cerezo y Viviana Marton son las dos representantes del Hankuk que lucharán por subirse al podio en París 2024. ¿Cuál es la clave para que un modesto club de San Sebastián de los Reyes consiga que dos de sus integrantes participen en las Olimpiadas con serias opciones de medalla? Responde su presidenta, Suvi Mikkonen: "El grupo que hemos formado y la filosofía que tenemos. Entrenan juntas y todas saben que, cuanto más difícil se lo ponga su propia compañera, más les está ayudando a lograr su objetivo. De esta forma, aunque todas son amigas, los entrenamientos son de altísima intensidad".
Para Adriana Cerezo, la de la capital francesa supone su segunda concentración en unos Juegos Olímpicos con tan solo veinte años. Pese a su sorprendente precocidad, no entiende de relajación. "Entre los grandes deportistas, lo que marca la diferencia es el puntito más que puedes ofrecer en situaciones límite", explica en referencia a si la presión puede ser un elemento a tener en cuenta, toda vez que en Tokio fue la encargada de inaugurar el medallero de España y, por tanto, todos esperan que repita éxito. "Nosotros actuamos como si fuéramos campeones porque, para serlo, hay que creérselo", dice mientras asiente con firmeza.
El caso de Viviana es similar al que Cerezo vivió en Japón hace tres años: llega sin experiencia previa, pero con toda la ilusión y una preparación —la del Hankuk— que suele ser sinónimo de victoria. "Tengo la mentalidad de que puedo ganar a cualquiera. Si no cometo errores, hay muchas posibilidades de lograr algo importante. Confío mucho en mí misma". Lo dice con toda la seguridad que sus ojos azul Danubio son capaces de reflejar y la que otorga el hecho de ser la primera mujer que se clasifica para unos Juegos Olímpicos para representar a Hungría en taekwondo. "Si alguna de nosotras baja la intensidad en un entrenamiento, la otra lo espabila rápido", afirma felicitó al equipo femenino Hankuk-U: "Lo que han conseguido parece sencillo, pero es de una complicación tremenda. Es una gran labor de las deportistas y de sus entrenadores. Para 'Sanse', es un auténtico orgullo".