Hablar de Carlos Alcaraz es hacerlo de un jugador generacional, un talento que ha salido prácticamente de la nada y que está deslumbrando al panorama tenístico con una rapidez inmensa. Si el año pasado a estas alturas era el número 120 del ranking atp, mañana su nombre aparecerá como la sexta mejor raqueta del mundo.

El mencionado crecimiento también se puede demostrar observando la gran mejoría que ha experimentado en cuanto a resultados. Por ejemplo el año pasado cayó en la primera ronda de Miami y en la segunda de Madrid, en cambio esta temporada no solo ha dado un salto de nivel, sino que ha logrado conquistar dichos campeonatos. La palabra revolución se queda corta.

Tras vencer a dos colosos de la talla de Nadal y Djokovic cabría pensar que lo más difícil había pasado. Alexander Zverev quería desmentir esta máxima imponiendo su mayor experiencia en este tipo de citas. El español y el alemán ya se habían visto las caras en dos ocasiones, citas que siempre habían caído del lado del pasado campeón olímpico en Tokyo.

Sin embargo, nada tiene que ver la versión actual del pupilo de Ferrero con la que aterrizó en el circuito hace poco más de dieciséis meses, y ambos lo sabían. Pues bien, poco más de una hora después Alcaraz celebraba una nueva victoria tras batir al doble ganador de Madrid por un contundente 6-3 y 6-1.

Muy superior de principio a fin

Desde el comienzo vimos al palmareño muy enchufado y con unas ganas tremendas de querer dominar. Por otro lado el teutón no se sentía nada cómodo y apenas podía responder a las acometidas de este. Pronto llegó el primer golpe de efecto al encuentro: un break en blanco confirmó el monólogo que estábamos presenciando.

"Sasha" miraba a su palco intentando buscar soluciones, pero antes de que pudiera reaccionar su rival estaba levantando el puño celebrando el primer set. La diferencia estaba siendo demasiado grande, mucho debía cambiar el segundo cabeza de serie si quería tener opciones de remontada.

En el segundo parcial el flamante top diez siguió apretando con su gran derecha y las sorprendentes variaciones que proponía desde todos los ángulos de la pista. La tremenda fiabilidad al saque tampoco otorgaba facilidades a un Zverev que cada vez se iba apagando más.

No tardó mucho en materializar dicha jerarquía, ya que una rotura tras un increíble juego le distanciaba aún más en el marcador. La cabeza del hamburgués dijo basta, no podía contrarrestar el tenis de Carlos y su actitud negativa era una losa demasiado pesada. Dos dobles faltas acabaron por finiquitar un triunfo que consagra al joven de 19 años como el jugador más en forma del momento. Ha venido para quedarse y ni siquiera podemos imaginar cuál será su límite.

Máxima efectividad en finales

Si hay alguna cifra impresionante a la hora de analizar la madurez del murciano, es la impoluta racha en los partidos por el título: ha vencido en las cinco finales que ha disputado, y encima sin ceder un solo set. Umag, Río de Janeiro, Miami, Barcelona y Madrid lucen en un palmarés envidiable de un prodigio que está logrando derribar cualquier barrera que se entromete en su camino.

Junto a Rafa Nadal es el único que sabe lo que es conquistar dos Masters 1000 en diferentes superficies antes de cumplir los veinte años. Dicho éxito también le convierte en el más joven en hacerse con el entorchado madrileño.

Siguiente objetivo, Roland Garros

La torcedura de tobillo que le ocurrió el pasado viernes contra Nadal ha sido un motivo que ha modificado ligeramente sus planes en lo que resta de gira de tierra. Alcaraz iba a debutar el martes en Roma frente al chileno Christian Garín, no obstante debido a dicho contratiempo tendremos que esperar hasta París para volver a verle en acción. En la capital de Francia tratará de cumplir uno de los principales objetivos que se marcó a principio de curso: llegar a las rondas finales de Grand Slam.