Había mucha expectación por el debut de Pedro Acosta en la categoría intermedia del motociclismo, en el Gran Premio de Lusail (Catar). Tras una salida problemática, el piloto murciano ha conseguido entrar en los puntos.

Al concluir la carrera, Pedro Acosta intercambiaba impresiones con sus mecánicos en el box, gesticulando con las manos y sin dejar de sudar. No estaba satisfecho, pero se apreciaba en su expresión el alivio de haber salvado el desastre.

El piloto mazarronero había sufrido dos caídas durante los entrenamientos libres del fin de semana, la última de las cuales en la Q2 del sábado, cuando parecía acercarse a los tiempos de Celestino Vietti, cabeza de la parrilla.

En cualquier caso, Acosta partía la jornada del domingo en décima posición, y es probable que tuviera en mente una salida espectacular que le hubiera permitido pelear por los puestos de cabeza desde los primeros compases. No obstante, al apagarse los semáforos quedó rezagado, eligió la cara exterior de la primera curva y, tras toparse con Jake Dixton y Fermín Aldeguer, cayó hasta la penúltima posición.

En ese momento, quedó flotando en el ambiente la sensación de que muchos se habían equivocado al cargar de expectativas a un joven rookie de diecisiete años. Hay momentos en la vida de un piloto en los que existe una magia y sale todo siempre bien, como le sucedió en 2021. Pero tarde o temprano la magia se agota y uno no puede hacer lo que hacía antes.

Una remontada como las que solía completar en Moto3 parecía inalcanzable. En la cola carecía de buenas referencias para pilotar y se veía obligado a forzar los límites. A lomos de su nueva Kalex Triumph de 765 cc., entraba en curva cauteloso, sin confianza.

En la cuarta vuelta, pilotaba un minuto y medio por debajo de Celestino Vietti. Poco antes, Filip Salac caía en la curva cinco.

Mientras el piloto murciano escalaba desde la posición 26 a la 19, su compañero de equipo en Red Bull KTM Ajo, Augusto Fernández, se encontraba en la pelea por la tercera posición con Toni Arbolino y Ai Ogura. Sucesivamente a lo largo de toda la carrera, Fernández adelantaba a Ogura, se colocaba en tercera posición y luego perdía la ventaja en beneficio de éste a lo largo de la recta o al inicio de curva.

A falta de doce vueltas, Acosta alcanzaba la posición decimosexta.

Celestino Vietti aventajaba en 2,8 segundos a Arón Canet, y éste corría cerca de 2 segundos por encima del resto. Por detrás se consolidaba un pelotón de cuatro compuesto por Ai Ogura, Augusto Fernández, Toni Arbolino y Sam Lowes, que se disputaba la tercera posición.

A falta de nueve vueltas, Acosta alcanzaba la decimocuarta posición, persiguiendo al belga Barry Baltus. Poco después se colocaba decimotercero, pero la duodécima posición de Albert Arenas parecía muy lejos.

Ogura, que a falta de sólo tres vueltas lideraba el grupo de cuatro por detrás de Vietti y Canet, perdía la rueda delantera, tocaba a Augusto Fernández al tratar de corregir su posición y favorecía el adelantamiento de Sam Lowes, que sobrepasaba a ambos para alcanzar su primer podio de la temporada. Por detrás cruzarían Augusto, Toni Arbolino y el piloto japonés.

En las últimas dos vueltas, con el depósito vacío, Pedro Acosta corría a ritmos cercanos a la cabeza, a pocas décimas de Arón Canet. Tras una dura batalla, lograba adelantar a Albert Arenas.

La duodécima posición sería definitiva.

Había logrado puntuar en una jornada complicada, pero, por encima de todo, se llevaba íntegra la sensación de haber recuperado parte de su magia. Por ese motivo, mientras comentaba acaloradamente los detalles técnicos de la carrera con sus mecánicos, un suspiro de alivio traicionaba su aparente cabreo.