El Real Murcia convive en ese estado desgraciado en el que todo le sale al revés. Cada partido el equipo sale convencido de que puede volver a enderezar la temporada, pero con el pitido final todo el mundo regresa a la cruda realidad y las caras de esperanza de futbolistas y aficionados se transforman en semblantes llenos de dolor y angustia. Da la impresión de que nunca va a terminar la pesadilla para un club que acumula ocho temporadas fuera del fútbol profesional, y que tan solo ha conseguido una victoria en los últimos cinco encuentros que ha disputado en el cuarto escalón del fútbol español. Difícil de asumir.
Si bien la remontada con triunfo incluido frente a la Nucía de hace dos semanas se presentaba como un posible punto de inflexión, las duras derrotas contra Eldense y Hércules devuelven a los granas a un contexto en el que casi nada funciona y en el que una victoria se visualiza prácticamente como una quimera. Lejos queda ya el buen inicio de curso que reavivó la ilusión en los murcianistas, el conjunto presidido por Agustín Ramos es un fantasma que vaga por los terrenos de juego sin saber muy bien qué quiere o a qué aspira.
Durante los primeros quince minutos el Murcia hizo patente su claro dominio. Un disparo de Pablo Haro tras una gran jugada de Carrasco fue el primer aviso para los alicantinos. Pocos minutos después sería Fran García el primero en probar a Jesús Fernández, y en el córner posterior un pase de cabeza de Casado propició un remate de Alberto González que éste no pudo dirigir a portería.
El gol local fue el presagio del desastre
El equipo pimentonero estaba atesorando las mejores ocasiones y aparentaba tener todo bajo control; sin embargo, si en el deporte perdonas sueles pagarlo, y a veces muy caro. Esto fue precisamente lo que sucedió cuando Elliot cabalgó la banda del Rico Pérez y puso un centro que entre Serna y los centrales no acertaron a despejar, situación que aprovechó Raúl Ruiz para meter la bota y marcar el primer tanto de la tarde.
A raíz del gol el Hércules empezó a pausar el ritmo del juego y a controlar el partido. Los visitantes llegaban a cuentagotas con Fran García como principal peligro, pero esto apenas inquietaba a los de Sergio Mora, que se sentían superiores en todo momento y sabían que el encuentro caminaba cada vez más en dirección a sus intereses.
Algo tenía que cambiar en un Murcia, que aunque había empezado a buen nivel, poco a poco se había ido volviendo más previsible e inocente. La intensidad también brillaba por su ausencia y mucho tenía que mejorar la imagen si querían evitar vislumbrar de nuevo el aterrador rostro de la derrota.
Segunda parte para olvidar
Después del paso por vestuarios el choque fue entrando en una especie de letargo en la que ninguno de los contendientes buscaba con mucha insistencia la portería rival. Esto favorecía claramente al conjunto local, que se sentía muy cómodo y observaba cómo los de Mario Simón eran totalmente incapaces de amenazar a su defensa. Aunque el entrenador madrileño ejecutó varios cambios, el juego murcianista continuaba siendo predecible, insulso y sin chispa; y los buenos minutos de la primera parte parecían más bien un vago recuerdo.
Esta coyuntura fue utilizada por los herculanos, que no dudaron en asentar una nueva estocada a su timorato oponente. Bikoro fue el autor de una jugada individual que pilló por sorpresa a la defensa visitante, que, cuando se quiso dar cuenta, ya no pudo reaccionar para evitar que Raúl impactara un disparo que se trasformó en la sentencia de muerte de los granas. Otro gol de Aketxe de penalti terminaba por cerrar una tarde trágica más en un club que vive instalado en un estado de depresión y pesadumbre infinito.
Con esta derrota el Real Murcia vuelve a evidenciar que se encuentra muy lejos de ser uno de los candidatos reales al ascenso, objetivo indispensable para ir poco a poco reduciendo una deuda que cuestiona la supervivencia de uno de los baluartes más representativos del balompié regional.
Próxima parada, Puertollano
Sea como fuere no hay tiempo para lamentos, ya que la semana que viene el cuadro pimentonero visitará el campo del Puertollano con la imperiosa necesidad de volver a la senda de la victoria. Un triunfo en el municipio ciudadrealeño podría colocar a los murcianos cerca de los puestos de play offs: esto se explica en que a pesar del traspié de hoy, se ubican a tan solo tres puntos del Hércules, equipo que precisamente marca el último de los puestos privilegiados de la tabla.