VIENE DE UN ARTÍCULO PREVIO.
El Observatorio de Chichén Itzá, también conocido como el Caracol, es una estructura redonda muy similar a las que existen en otras partes de Mesoamérica.
Tiene algunas ventanas en la parte superior desde donde se podían ver los equinoccios, las puestas de sol, los solsticios, las posiciones de Venus y otras estrellas, y basados con la observación se guiaron para muchas de las decisiones y acciones tomadas por la clase dominante.
Veamos: Esta es otra más; resulta que eta construcción está señalando los equinoccios y los solsticios, además de las posiciones de Venus y las posiciones de las estrellas.
Y tranquilamente los arqueólogos nos dicen que estas funciones sirvieron para muchas de las decisiones y acciones tomadas por la clase dominante.
¡Pero qué nos están contando! En lugar de preguntarse como los hombres que supuestamente (según los propios arqueólogos) hicieron esas construcciones (para las que los propios arqueólogos oficialistas no tienen explicación) y cómo era posible que los hombres que estaban en un estadio tan atrasado tuviesen tales conocimientos de astronomía, que desde luego no tienen nada que ver con las épocas en las que tendrían que sembrar o recoger las cosechas. Nos endosan que era para que la clase dominante tomase decisiones, sin decir a que decisiones se refieren.
Cuando la Iglesia de Chichén Itzá, fue descubierto por la primera vez, este edificio era notable por el buen estado de conservación en que se encontraba y por la riqueza y belleza de sus ornamentos. La Iglesia es un pequeño edificio al lado de Las Monjas con una sola cámara y una puerta de acceso, similar a una capilla rectangular, de su nombre cambio a este.28El Edificio de las Monjas en Chichén Itzá tiene su frente hacia el norte y consta de tres edificios: Las Monjas, las alas Este y Sudeste, que corresponden a varios períodos de construcción que se superponen.
Veamos: Con estos datos que nos dan nos quedamos como estábamos y desde luego las personas que visitan este lugar se van con la sensación de no haber visto nada, al percibir que esta construcción nada tiene que ver con los antiguos mexicanos que las únicas herramientas que tenían estaban hechas de piedra. Pero por otra parte no pueden adjudicar esas construcciones a ninguna otra cultura o civilización que no fuesen los antiguos mexicanos; es entonces cuando se da crédito a la versión oficialista. Por suerte aquí estamos viendo otro tipo de datos.
El Tzompantli, o Plataforma cráneo, (Plataforma de los cráneos), muestra una clara influencia cultural de la meseta central de México. A diferencia del Tzompantli de las tierras altas, sin embargo, las calaveras fueron empaladas en vertical en lugar de horizontal como en Tenochtitlan.
Veamos: Desde luego esta construcción es lo mismo que las que hemos comentado, pero debo decir que no tengo explicación para esta plataforma de los cráneos en la que ciertamente parece haber calaveras representadas. Podría decir que como todas estas construcciones están sin terminar de construirse, los relieves también están sin terminar de construirse y por tanto las representaciones no están terminadas y desde luego los rasgos faciales tampoco, esto es válido para muchos de los relieves de este tipo de construcciones. Pero ciertamente parece que en esta plataforma, el acabado final iba a ser representaciones de calaveras humanas.
Fachada del Templo de las Monjas, tal y como se encontraba en 1860. Fotografía de Désiré Charnay.
En 1840 el estadounidense John Lloyd Stephens, en compañía del artista inglés Frederick Catherwood, visitó la zona arqueológica de Chichén Itzá. En esa época se encontraba dentro de la hacienda del mismo nombre que pertenecía a Juan Sosa.30 En 1894, Edward Herbert Thompson adquirió la Hacienda de Chichén-Itzá y realizó estudios y exploraciones en la zona, en especial dentro del cenote sagrado. Durante esos trabajos muchos objetos encontrados fueron enviados indebidamente al Museo Peabody de Arqueología y Etnología de la Universidad de Harvard, aunque, posteriormente, y debido a la intervención del Gobierno mexicano, algunos de los objetos fueron devueltos. Al morir Thompson en 1935 la propiedad pasó a sus herederos, aunque el control y la jurisdicción, así como la exploración sistematizada y el mantenimiento del extenso sitio arqueológico está a cargo, por disposición de ley, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, organismo descentralizado del Gobierno federal mexicano.
En 1860, el arqueólogo francés Désiré Charnay viajó a México, donde visitó y fotografió varias de las ruinas mayas, entre ellas Palenque, Izamal, Chichén Itzá, Uxmal, Sisal, Dzitás y Ticul, así como las ciudades de Mérida y Campeche. A su retorno a Francia, logró montar una exposición con las fotografías tomadas en México, que cautivaron la atención de la sociedad parisina, al grado que el emperador Napoleón III patrocinó en 1863 la edición de su libro Cités et ruines americaines, en donde describió lo aprendido en sus viajes31 y se publicaron placas de sus mejores fotos.32
Veamos: Desafortunadamente este tipo de expolios es bastante normal y ha ocurrido en lugares como Machu Picchu y Egipto. Pero lo importante no esta circunstancia, sino el supuesto templo. Todas estas construcciones como ya hemos comentado en estos artículos dedicados a Chichén Itzá. Realmente son unas maquinas alucinantes a través de las cuales los verdaderos constructores se desplazarían de una forma instantánea y sin desfase temporal, desde su lugar de procedencia a este planeta. Tiene que haber dentro de cada uno de estos supuestos templos un sitio donde los viajeros se materialicen y ciertamente esto lo hemos visto en otros lugares.
También hemos visto que debajo hay una infraestructura de túneles, conductos y agua subterránea que posibilitarían que esa máquina alucinante funcionase. Al tratarse de un templo pequeño no debería ser difícil identificar el lugar exacto donde los viajeros se materializaban. Pero no suele haber imágenes que nos permitan determinar con exactitud donde están.
Veamos también esta otra información:
Cortesía de Piramicasa
Sobre la foto tomada por Héctor Siliezar el 24 de setiembre de 2009 en la pirámide de Kukulkan, donde aparece un rayo vertical, creo que ha pasado todas las pruebas posibles sobre su autenticidad, a pesar del lógico escepticismo en el que me incluí en su momento, e incluso a pesar de tener algunas experiencias interesantes con la antipirámide superior, y habiendo en una ocasión detectado la emisión de pulsos con una pirámide de aluminio de 1358 Kg y tres metros de lado.
Veamos: Esta información realmente apareció en esa fecha y se trata de unas fotografías que se hicieron dos hermanos y en una de ellas salió este misterioso haz de la parte superior de la pirámide. ¿Puede ser este misterioso haz de luz verdadero o falso? La clave pasa por analizar la fotografía, pero al parecer no se puede saber con certeza. Y lo malo es que las dos cosas son posibles:
Tal como ya hemos visto en unos cuantos capítulos estas construcciones piramidales que están por todo el planeta y fueron construidas por una civilización humana que tenía una tecnología que está un millón de años por delante de la nuestra.
En realidad son unas infraestructuras a través de las cuales los verdaderos constructores se desplazaban de una forma instantánea desde su lugar de procedencia hasta este planeta. Por tanto ese haz de luz puede ser verdadero.
Pero esto implicaría que los verdaderos constructores se dejaron una de estas construcciones sin inutilizar cuando abandonaron el planeta de una forma apresurada ante ese ataque que tuvo lugar hace 12.500 años, lo que parece muy improbable ya que ninguna otra construcción ha dado muestras de actividad.
Pero por otro lado los fenómenos inexplicables que se producen en el triangulo de las bermudas y en el triangulo del dragón, sugieren que son debidos a alguna de estas construcciones submarinas que no dio tiempo a ser inutilizadas. Construcciones que antes estaban en tierra y después del deshielo de los polos y el diluvio universal, quedaron bajo las aguas. Lo que no quita para que también pueda haber construcciones submarinas.
Rafael Alfonso Alfaro García.