VIENE DE UN ARTÍCULO PREVIO.
Como creo que en ese colectivo de arqueólogos, historiadores y antropólogos oficialistas hay sin duda personas inteligentes, la única razón que se me ocurre para que no se den cuenta de que esas construcciones no fueron construidas por los antiguos hombres de la edad de piedra, ni fueron construidas como tumbas. Lo único que se puede pensar es que nos están ocultando la verdad. Que todos siguen la línea editorial de la entidad que paga sus salarios y ninguno saca los pies del tiesto por miedo a perder su trabajo (algo muy normal en todos los ámbitos). Es esa entidad que tiene mucho poder, mucho dinero y mucha influencia la que no quiere que se cuestionen sus postulados, que son los pilares de su identidad, y prefieren engañar a toda la humanidad antes de cambiar una coma.
La Plataforma Venus, es muy similar a la Templo de Venus en la Gran Plaza donde se encuentra la Pirámide de Kukulkán. La plataforma redonda contenía una caja de ofrendas y un pequeño pavimento de losa. La función de ambos era servir como plataformas para las ceremonias, los ritos o las danzas.
Veamos: En lugar de centrar su atención en lo inexplicable de esa construcción. Los arqueólogos y antropólogos oficialistas meten la cabeza debajo de la tierra y se centran en los objetos hallados dentro de ese supuesto templo. Y no contentos con esto, además le dan a esta construcción inexplicable una utilidad religiosa de supercherías de una civilización atrasada que se dedicaba a bailar, sin preguntarse cómo fue posible que esta civilización atrasada construyese “eso”.
Chichanchob (Casa Colorada). Este edificio es el más grande y mejor conservado de los cuatro edificios que rodean la plaza o la llanura principal. Chichanchob se traduce como “pequeños agujeros” del Maya chi’ich’ichan, que significa “pequeño”, y ch’ob, “agujero”; tal vez debido a los pequeños agujeros en su cresta levantada. También se conoce comúnmente como Casa Colorada, debido a una franja pintada en rojo dentro del vestíbulo o la primera bahía.
Veamos: Resulta que a este edificio, para el que la ciencia oficialista no tiene explicación los hombres de la edad de piedra le pusieron el nombre de Chichanchob se traduce como “pequeños agujeros” del Maya chi’ich’ichan, que significa “pequeño”, y ch’ob, “agujero”; tal vez debido a los pequeños agujeros en su cresta levantada.
Es decir: Que construyeron ese supuesto templo y no sabían para que, ni qué nombre ponerle, y como les salió con muchos agujeros le pusieron el nombre de templo de los agujeros.
Si la ciencia ortodoxa piensa que esto es así; por lo menos que digan cual es su versión y a que conclusiones han llegado después de años de sesudo trabajo.
La Casa del Venado en Chichén Itzá, ya se encuentra muy deteriorada, pero tiene pautas arquitectónicas muy similares a las de Chichanchob. Está en una plataforma o sótano con esquinas redondeadas y una fachada lisa, y con un friso entre molduras y crestas en la parte delantera sin ningún tipo de decoración. Es parte de una plaza que contiene Chichanchob, y probablemente un complejo residencial asociado con el Osario.
Veamos: Una vez más los sesudos arqueólogos no describen los misterios de esta construcción: Está en una plataforma o sótano con esquinas redondeadas y una fachada lisa, y con un friso entre molduras y crestas en la parte delantera sin ningún tipo de decoración. Es parte de una plaza que contiene Chichanchob, y probablemente un complejo residencial asociado con el Osario.
Esto es lo mismo que no decir nada y seguimos preguntándonos quien, qué es, y cuando se construyo eso. Además de que la gente que visita esos lugares tiene la intuición de que hay mucho más de lo que nos cuenta la ciencia oficialista. Y si realmente los arqueólogos creen que es un complejo residencial asociado con el Osario. ¿Dónde están las casas con dos o tres habitaciones, con uno o dos cuartos de baño, además de cocina, terraza y piscina comunitaria. Si nos damos cuenta la ciencia ortodoxa nunca asegura nada; siempre todo va precedido de; “se piensa que”, “probablemente”, “quizá”, “le atribuían”. Para escudarse en esto y no dar ninguna conclusión a la que hayan podido llegar tras largas décadas de sesudo trabajo.
Rafael Alfonso Alfaro García.