Cultura

Las tumbas licias de Myra

DATOS Y CITAS:

Cortesía de:wikipedia

Mira (en griego antiguo τά Μύρα, en plural) es una antigua ciudad de Licia, situada a 1,5 km al norte de la actual ciudad de Demre,​ en la provincia de Antalia (Turquía). La ciudad estaba ubicaba junto al río Limiro (actualmente llamado Demre cay), en una fértil llanura fluvial a unos 3,5 km del mar Egeo.

A pesar de que los restos de una antigua muralla permiten remontar su origen al menos hasta el siglo V a. C., no se conservan registros escritos sobre la ciudad hasta el siglo I a. C., donde es mencionada como ciudad integrante de la Alianza Licia; un tratado que implicaba también a las ciudades de Janto, Tlos, Pinara, Patara y Olimpo), y que estuvo vigente desde 168 a. C. hasta 43 d. C. De acuerdo con el geógrafo griego Estrabón, en aquella época Mira ya era una de las ciudades más grandes de la alianza, llegando incluso a ser la capital.

La ciudad de Mira, como todo el pueblo licio, estuvo bajo influencia griega desde el siglo IV a. C. Fue convertida en satrapía en la época de Alejandro Magno y fue disputada por distintos imperios de la época, con la excepción del período de independencia de la Alianza, que finalizó tras la incorporación de Licia como provincia del Imperio romano en el año 43. Durante la época romana el puerto de Mira adquirió una notable importancia como punto de reabastecimiento de las naves romanas, especialmente de las que viajaban con destino a Alejandría. Por el puerto de Mira pasaron Germánico y Agripina en 18, San Pablo en 60, y Adriano en 131.

Tras la absorción romana, el cristianismo penetró en tierras licias, y en el siglo IV, Mira tuvo como obispo a Nicolás de Mira, también conocido en occidente como Nicolás de Bari, o simplemente como San Nicolás, quien en su afán por erradicar el paganismo, ordenó demoler varios de los edificios más representativos del culto antiguo, incluyendo el templo de Artemisa.​

Bajo el reinado de Teodosio II, a inicios del siglo V, Mira se convirtió en capital de la provincia de Licia, estatus que mantuvo hasta la conquista de la ciudad en el 808, por las tropas del Harún al-Rashid, califa abasí de Bagdad. Tras la invasión, la ciudad entró en decadencia y fue abandonada en el siglo XI.

La ciudad albergó en la antigüedad varias de las construcciones más importantes del pueblo licio, destacando el desaparecido templo destinado a la diosa Artemisa, protectora de la ciudad, y considerado en su tiempo el más grande y bello de Licia.​ Mira también posee el mayor teatro romano de la región, cuyos restos aún se conservan.

La ciudad posee dos monumentales complejos de tumbas rupestres, excavadas en dos emplazamientos distintos: uno sobre el anfiteatro romano, y otro en una colina cercana, cuyos restos reciben el nombre de necrópolis del río. La mayoría de las tumbas están fechadas en el siglo IV a. C., y estuvieron decoradas con relieves y policromía.

Otro de los edificios más representativos es la iglesia de San Nicolás, de estilo bizantino, y que aún contiene el sarcófago donde fueron enterrados los restos del santo, si bien éstos fueron trasladados posteriormente a Italia. El templo original es del siglo VI, aunque fue reconstruido en el siglo IX y nuevamente en el XI. El culto a San Nicolás; un santo famoso por su caridad, se extendió entre los siglos VI y XI, especialmente en oriente y Rusia, convirtiendo esta iglesia en un centro de peregrinación. También se le atribuyen a este santo numerosos milagros y varias leyendas que desembocaron en la aparición del mito de Santa Claus.​

CONCLUSIONES:

Veamos: Como siempre los historiadores ortodoxos comienzan diciendo que estas construcciones inexplicables son tumbas, se las adjudican a un personaje histórico relevante, ya sea real o inventado y les dan una datación con el fin de incorporarlas a su historia. En este caso dicen que  no se conservan registros escritos sobre la ciudad hasta el siglo I a. C., donde es mencionada como ciudad integrante de la Alianza Licia; un tratado que implicaba también a las ciudades de Janto, Tlos, Pinara, Patara y Olimpo), y que estuvo vigente desde 168 a. C. hasta 43 d. C. De acuerdo con el geógrafo griego Estrabón.

No se dice quien la construyo y en su lugar se asegura que la ciudad de Mira, como todo el pueblo licio, estuvo bajo influencia griega desde el siglo IV a. C.

También dando por hecho que son tumbas dicen que la mayoría de las tumbas están fechadas en el siglo IV a. C., y estuvieron decoradas con relieves y policromía.

Sería muy interesante ver cómo están fechadas, se supone que en los propios monumentos está escrito esa fecha. Pero eso es imposible ya que nos asaltan las preguntas de otras veces: ¿Porque construir esa maravilla en un acantilado? No creo en absoluto que en el siglo IV a. C. tuviesen la posibilidad de construir eso y mucho menos en ese lugar. Además ¿Dónde está la ciudad de esa época que generó estas construcciones? Esa ciudad tendría que estar muy cercana y construida con los mismos métodos y materiales además de guardar el mismo estilo arquitectónico.

Si nos fijamos en las imágenes aportadas podemos ver una vez más que esta maravilla está sin terminar de construir y que las rocas donde esta tienen una apariencia reblandecida. Sin lugar a dudas es una más de esas construcciones anacrónicas y maravillosas que están por todo el mundo y que tienen 12.500 años.

Que no son tumbas tal como dice la ciencia oficialista; sino que son o iban a ser maquinas que guardan un cierto estilo arquitectónico. Porque esas construcciones no han sido hechas golpeando piedra con piedra o con rudimentarias herramientas y nulos conocimientos arquitectónicos. Sino que estaban siendo construidas con esa tecnología de ablandamiento de rocas y generación de formas, que vimos de una forma muy clara en el capítulo del obelisco inacabado de la cantera de Assuan y en la ciudad perdida de Petra.

De manera que no han sido construidas por ninguna generación anterior a nosotros y por tanto estaban siendo construidas por una civilización exógena a este planeta, cuyos constructores eran tan humanos como nosotros y el doble de tamaño que nosotros, tal como podemos ver en las imágenes aportadas. Ya qué ¿Quién está representado en los muros de esos templos? ¡Pues los constructores! Como no puede ser de otra forma; y vemos que son tan humanos como nosotros.

Esto es algo que la iglesia no va a admitir jamás y por tanto jamás sabremos la verdad si nos dejamos influenciar. Y una buena prueba de ello es esta información aportada en los datos. (Tras la absorción romana, el cristianismo penetró en tierras licias, y en el siglo IV, Mira tuvo como obispo a Nicolás de Mira, también conocido en occidente como Nicolás de Bari, o simplemente como San Nicolás, quien en su afán por erradicar el paganismo, ordenó demoler varios de los edificios más representativos del culto antiguo, incluyendo el templo de Artemisa).​

Semejante crimen incalificable no solo queda impune, sino que además este individuo pasa por ser un santo famoso por su caridad al que también se le atribuyen numerosos milagros y varias leyendas que según dice la propia iglesia desembocaron en la aparición del mito de Santa Claus.​Esto nos da una idea muy clara de lo que piensa la iglesia acerca de todas estas construcciones, así como de la veracidad de sus afirmaciones.

En este lugar y cerca de las maravillosas construcciones del acantilado está el anfiteatro. Este anfiteatro sería utilizado por los verdaderos constructores para impartirnos enseñanza y conocimiento, ya que la idea era dejarnos toda su tecnología y todo su increíble saber pues somos sus iguales, pertenecemos a su misma especie y nos crearon a su imagen y semejanza tanto en cuerpo como en alma.

Esta civilización humana vino a este planeta a dejar su ADN, y su civilización, dejo su ADN, que somos nosotros, pero no dio tiempo a dejarnos toda su tecnología como lo atestiguan todos esos templos que están por todo el mundo sin terminar de construir. Y del mismo modo las religiones quedaron incompletas.

Rafael Alfonso Alfaro García.

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