Cieza

El Grupo de Literatura La Sierpe y el Laúd dedica un obituario a Bartolomé Marcos, uno de sus miembros más ilustres e ilustrados

El articulista, escritor y miembro del Grupo de literatura La Sierpe y el Laúd, Bartolomé Marcos Carrillo, falleciñó este jueves a las edad de setenta y tres años. Sus compañeros del colectivo literario fundado en 1980 le dedican el siguiente obituario. Familiares y amigos lo despedirán este viernes, a las 11.00 horas, en la capilla del tanatorio de Cieza. 

Es muy difícil despedir a nuestro compañero, amigo, escritor, articulista, hombre carismático y uno de nuestros miembros fundadores allá por 1980. Es muy difícil.

Bartolo, escribió que era "hijo de un mozo de tren, muerto tempranamente a la edad de 43 años, hinchado a trabajar desde los 8 años" e "hijo de 'Antonia del Campo' para sus vecinas, la hija de 'Bartolo el Soplo', mujer de voluntad y lucidez, que sacó adelante la vida de sus dos hijos tras la tragedia de la muerte temprana de su compañero de corazón y del alma", y de ellos heredó esa capacidad para el trabajo y para la honradez. Y Bartolo fue siempre fiel a sí mismo, en sus aficiones y en sus afecciones. Con ellas y con su extraordinaria humanidad, fundó junto a otros amantes de la literatura este grupo, en 1980, ("del que formo parte y me siento orgulloso de pertenecer", escribía), y lo cuidó, lo mimó y entregó a él lo mejor de sí mismo, bien lo sabemos.De su oficio como profesor de Lengua y Literatura durante tantos años, queda el testimonio de sus alumnos, los mejores embajadores de su buen quehacer pedagógico. De su labor como articulista y voz de los eventos culturales que pasaron en Cieza, queda la memoria de sus informativos de Telered y la impresa de la decenas de textos publicados en prensa local en sus dos etapas, La ventana indiscreta, de 1995 a 98, y El viaje a ninguna parte, de 1995 hasta apenas unos años.Muchos de esos textos fueron publicados por nosotros en el libro Artículos, de 2007, en Ediciones La Sierpe y el Laúd. Antes incluso de esos artículos, queda aquel Noticiario Ciezano, que él coordinaba y que anduvo como periódico local en los primeros años de la década de los 80 del siglo pasado.

Su amistad, su dedicación y su amor por este grupo, junto a sus textos, que aparecen en multitud de publicaciones de nuestro grupo literario, forman ya parte indisoluble de la historia literaria de este grupo y de la historia literaria local. Allá dónde esté, tendrá en un hueco en la mesa sierpera de los que antes se fueron y con los que compartió momentos brillantes y de amistad: Aurelio Guirao en 1996, Manuel Dato en 2013, Jesús A. Salmerón en 2017 e Isabel Mascuñán el año pasado.

Hoy lloramos su pérdida porque hemos perdido a una persona que impartía entre nosotros magisterio, amabilidad, disfrute por la vida, espíritu crítico y creatividad, pero nos queda su memoria que siempre permanecerá viva.

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