Cieza

El otoño de los frutales en Cieza según el ojo fotográfico de Fernando Galindo

"Tomando de su paleta el carmesí del melocotonero, el oro de la nectarina y el ocre del albaricoquero, el otoño colorea los campos de frutales de Cieza con la genialidad de un Monet o de un Van Gogh. El espectáculo dura apenas unos veinte días: un último despliegue de color antes del invierno monocromático. El paisaje es conquistado por tonos marrones y rojizos que lucen los árboles hasta que sus ramas queden totalmente desnudas. En plena etapa de renovación, a lo largo del próximo otoño dejarán caer sus hojas secas, engrosando la capa de humus esencial para el suelo". Así comienza el prólogo del catálogo editado por el fotógrafo Fernando Galindo con ocasión de la exposición 'Otoño de los frutales en Cieza' que albergará el Museo Siyâsa  hasta el próximo 20 de septiembre. 

Vibrante inauguración la que se vivió este miércoles en la sala La Pecera, donde la obra musical 'Otoño' de Vivaldi, interpretada por el violinista Wibert Aerts, precedió al protocolario acto de apertura que contó con la asistencia, además del propio fotógrafo, del alcalde de Cieza, Tomás Tubio; la diputada nacional Miriam Guardiola, el director del Servicio Municipal de Museos, Joaquín Salmerón, y los concejales de Museos, Agricultura y Juventud, María Turpín, Manuel Martínez y Cristo Manuel Lucas, respectivamente. 

Galindo, explica el texto del catálogo, "recuerda como si fuera hoy el instante exacto en que comprendió la belleza que encierra el otoño. El atractivo de su excepcional colorido sigue ahí, divulgado por sus fotografías y celebrado por exposiciones como la que alberga el Museo Siyâsa. El color lo inunda todo, color a raudales, a mares. Sus imágenes nos muestran cuál es el potencial. El espectáculo comienza en octubre cuando los árboles están a punto de secarse sus hojas. Es entonces cuando se gestan las condiciones ideales para la hoja se torne extremadamente vistosa".

Continuando con el prólogo escrito por Pascual Gómez Yuste, "todos creemos haber visto estas estampas otoñales. Pero entonces llega un fotógrafo como Galindo y nos muestra una nueva forma de verlas. Él ha conseguido capturar la esencia de este paisaje tan familiar para nosotros, de la misma manera que captó el alma de la floración de esos mismos árboles durante la primavera. Corre riesgos creativos y experimenta constantemente con su cámara. ¿Cómo se transforma el paisaje? Los árboles se visten con una variedad de texturas y colores deslumbrante. Allí donde se produce, Galindo holla la tierra con paso delicado y ojo fotográfico".

"Para este apasionado de Cieza", escribe Gómez, "ver su nombre asociado a la floración de los frutales es un "inmenso honor". Cabe recordar que la historia de amor entre esta tierra y este fotógrafo empezó a escribirse hace unos treinta y cinco años. Nació como un flechazo y se consolidó durante toda una vida. Se quedó prendado de su inmensidad, de su belleza y de la fascinación que provoca. Fueron muchos quienes sugirieron su trabajo ante el Ayuntamiento de Cieza en reconocimiento a lo que mejor sabe hacer: ayudar a la promoción y divulgación de la floración".

"Nadie habría imaginado hace más de tres décadas que iba a ser posible poner a Cieza en el mapa del turismo de interior con la floración de los frutales de hueso. Lo mismo puede ocurrir con los colores del otoño, que dan una pincelada cálida a la Vega Alta del Segura. Es una combinación de rojos, anaranjados, amarillos y ocres que destaca sobremanera bajo el intenso azul del cielo. No es de extrañar que haya llamado la atención de Galindo. Las imágenes muestran una vez más cómo a menudo la naturaleza supera en variedad cromática y matices a la paleta del mejor pintor paisajista", concluye el prólogo

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