No es solo la lucha por actualizar los convenios al IPC, es reivindicar el poder de compra de las personas que viven de un salario. El precio de los alimentos aumentó un 43,8% sumando 2021 y 2022; el IPC energético alcanzó el 21,2% en 2021 y el 28,7% en 2022, es decir un 49,9% En ese mismo periodo, la subida media de los salarios en los convenios ha sido del 4,16% y los beneficios empresariales se incrementaron un 13% en 2021 y un 21,1% al año siguiente.
Desde Izquierda Unida y el movimiento sindical de clase consideramos insoportable que se siga produciendo este empobrecimiento progresivo y a gran velocidad de la mayoría del país.
A la estrategia 'Salario o Conflicto' de los sindicatos, que ha dado como resultado que las movilizaciones aumenten en más de un 20% respecto al año anterior, aunque de forma desigual en cada territorios, y al logro de mejoras importantes en muchos convenios colectivos Izquierda Unida ha aportado una estrategia política de mejora de las condiciones laborales y económicas de clase.
Apostamos por políticas integrales, inteligentes y con soluciones globales a los problemas concretos de la ciudadanía. Desde IU hemos contribuido a llevar al Gobierno un modelo de propuestas en cascada y entrelazadas entre sí:
Aumento del empleo de calidad. Ya hay 20,4 millones de personas cotizando en la Seguridad Social, más que en ningún momento anterior. Además, se ha multiplicado el empleo indefinido, creando estabilidad y, por tanto, más libertad y certidumbre.
Aumento de las rentas salariales. El SMI ha subido un 47% en el lustro de gobiernos de izquierdas. En España el SMI afecta a 2,5 millones de persona, el 12% de las personas asalariadas, además de tener un efecto de presión al alza en los salarios no afectados directamente.
Aumento de los ingresos de la Seguridad Social, con lo que la garantía y las mejoras de las pensiones es una realidad solvente. De esta manera se rompe con las erráticas estrategias de gobiernos anteriores que solo intervenían a través de recortes de derechos, congelación de las pensiones y de potenciar los fracasados planes privados de pensiones.
Tras más de un año de guerra en Ucrania, han aparecido nuevos conflictos y se mantienen otros anteriores. Desgraciadamente en este 1° de Mayo es más necesario que nunca el grito de 'Un mundo en paz, No a la Guerra' que desde Izquierda Unida hemos defendido siempre.
Las guerras provocan destrucción, el enriquecimiento de unos pocos, así como el sufrimiento y el empobrecimiento de la clase trabajadora, ya sea en Ucrania, Sudán, Palestina, Siria, Yemen o el Sáhara. Siempre las pagan las personas trabajadoras, tanto las que sufren cada conflicto directamente, como quienes soportan sus consecuencias en otros países.
En este 1° de Mayo también queremos llenar las calles de banderas en defensa del medioambiente, de pancartas con el 'Salvemos Doñana'. Sabemos de sobra que tras la falacia de que 'hay que aumentar los regadíos para crear empleo' solo se esconde la desertización y la pobreza más absoluta.
En los desiertos donde hoy malviven cientos de miles de personas con una hambruna insoportable antes también aparecieron especuladores que esquilmaron los recursos acuíferos y después se fueron a otros lugares, dejando a las personas trabajadoras con su pobreza. Por eso vamos a gritar en las manifestaciones 'No al intento de la derecha de dejar a Doñana y a su comarca sin agua'.
Este 1° de Mayo tiene también la particularidad de celebrarse en puertas de las elecciones municipales en todo el Estado y autonómicas en la mayoría de comunidades. Llamamos a las personas que viven de su contrato y de su salario a participar activamente en ellas. Queremos que la clase obrera haga suyo el lema 'es la economía estúpido' que nació para potenciar el capitalismo; es decir, ahora esa es la economía de las mismas personas que antes tenían un contrato temporal y ahora uno indefinido, que antes perdían el empleo tras un ERE y ahora tiene un empleo tras la crisis, la economía de los/as pensionistas que han pasado de ver congeladas sus pagas a una subida superior al IPC.
Sabemos que queda mucho por hacer y desde Izquierda Unida no vamos a bajar la guardia, entre ello, todos los elementos que han quedado pendientes del sistema de pensiones, un nuevo Estatuto de los Trabajadores/as que democratice las relaciones laborales, acabar con la pobreza energética, con la desigualdad salarial, con el desempleo juvenil. Queda también la construcción de una Banca Pública solvente que acabe con la ruina que las recurrentes crisis bancarias acarrean a las arcas públicas, la remunicipalización de los servicios públicos, la mejora de la Sanidad Pública, de la Administración de Justicia y de la Educación Pública y gratuita.
Por eso, este 1° de Mayo estaremos en todas las manifestaciones que los sindicatos de clase han convocado en el conjunto del Estado.