MANIFIESTO POR LA VIDA
Los cristianoscelebramosayer el día de los Santos Inocentes. Un crimenque se remonta dos mil añosyqueayerconmemoramos. Hemos recordamos aquella matanza que fuecausadapor ambición, por amor al dinero, por ansia de poder yresultó ser,también, un crimen político.
Recordamos con aflicción y como parte de nuestra tradición y cultura milenaria, un acto atroz. Conmemoramos los frágiles cuerpos destrozados, acuchillados y mutilados poransia depoder.
Sin embargo, este hecho es, por desgracia, de gran actualidad.Actualmente, en nuestra cultura, de raíces humanistas cristianas, campa un Herodes a sus anchas con apenas algún tímido reproche entre la multitud. Este Herodes, mutila y mata por un supuesto derecho, y también lo hace por amor al poder y al dinero como antaño. Estamos hablando del ABORTO. SI, DEL ABORTO.
A lo largo de décadas se ha producido una progresiva cirugía social, de cambio de mentalidades, donde aquello que se consideraba un mal ahora ha resultado ser un bien, lo que se consideraba ilícito, ahora ha resultado ser un derecho. Y este lavado de cerebro colectivo ha sido progresivamente llevado a cabo de forma medida y calculada. La ventana de Overton ha sido movida paso a paso. Al principio con cierta prudencia, años después con gran descaro, hasta conseguir que aquello que era considerado una tremenda injusticia se haya convertido en algo justo para muchos o algo sin importancia para una gran mayoría. Y la prueba evidente es que Herodes está instalado en nuestras leyes con pleno derecho. En un principio, la falacia argumental fue, el "Ad misericordiam" es decir, mostrar los casos extremos aislados, para tocar el sentimiento, el corazoncito, de modo que, los comprensibles atenuantes, pasaran a legitimar, de forma progresiva, la práctica que más tarde se convertiría en norma.
En una siguiente etapa en "coladero" y, finalmente, ha pasado a ser el acto emancipador de un feminismo desquiciado que odia la maternidad, que ya no busca la equidad sino el enfrentamiento, que promueve, ya sin disimulo, la lucha de sexos y que enarbola la bandera del odio.
Así es. Tenemos a Herodes instalado en su trono y entre nosotros. Impune y arrogante. Utilizando el aborto como herramienta de poder, como arma política, como granero de votos. Y curiosamente haciendo caja, cada día, con la descarada industria de los niños abortados, que lucran a fabricantes de cremas anti-edad y a la todopoderosa industria farmacéutica. Por no hablar de las multimillonarias subvenciones de dinero público que se destina a la muerte de los inocentes. Y nadie, o casi nadie, se atreve a alzar la voz en su defensa. Algunos incluso apuntan que "ya que el mal está hecho, al menos que le saquemos algo de provecho". Tan terrible y maquiavélica argumentación circula entre nuestros líderes morales, que además de poner bálsamo en ciertas conciencias necesitadas de alivio, no mueven ni un dedo para impedirlo, pudiendo hacerlo, y como dijo el clásico, "Pilatos,mis manos lavo."
Por amor al sillón y por miedo al monstruo, este Herodes es demasiado gigante y poderoso y ante él se arrodillan, líderes políticos y gobernantes. Hoy es el día de Los Santos Inocentes y, al menos hoy, les recordaremos, los tendremos presentes. A esos casi cien mil de los nuestros, que cada año en España son víctimas inocentes de una sociedad insensible y egoísta. Al menos hoy, les haremos este sencillo homenaje esperando que quizás algunas conciencias despierten y podamos reconducir un camino tremendamente equivocado hacia el abismo y , poder así, emprender un camino hacia un futuro de vida y por la vida. Desde el partido VALORES hoy les recordamos y hacemos firme nuestro compromiso de defender la vida. No es nuestro propósito criminalizar a nadie, pero abogamos con toda firmeza por desenmascarar esta terrible injusticia. Las mujeres que han abortado lo saben perfectamente, porque en no pocas ocasiones ellas son la segunda víctima. En España estamos siendo testigos, con estupor, de cómo los poderes públicos financian a adoctrinadores que proponen a nuestros jóvenes y niños el aborto como si de un método anticonceptivo más se tratase. En este drama, en este crimen, hay muchos culpables, hay muchos Herodes. Y si no hablamos nosotros gritarán las piedras.