Ésta fue una de las conclusiones que resaltó este lunes la eurodiputada de IU en una charla organizada por la asociación juvenil 'La Empedrá' en Cieza.
Había expectación por la respuesta de los ciezanos a la charla organizada por la asociación juvenil 'La Empedrá' sobre el TTIP, que tuvo lugar este lunes en el Club Atalaya-Ateneo de la Villa de Cieza y que corrió a cargo de la joven eurodiputada de IU, Marina Albiol. Ni la gran asistencia de público, especialmente jóvenes, que obligó a habilitar la zona anexa al salón de actos, ni la disertación de la ponente que, con un relato claro, preciso y objetivo, se ganó a los asistentes, defraudaron.
Marina Albiol, advirtió que el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones que en estos momentos negocian Estados Unidos y la Unión Europea es desconocido para una gran mayoría de la población española y, sin embargo, su aprobación, en caso de que llegue a producirse, tendrá importantes repercusiones en los derechos laborales, sociales y medioambientales adquiridos a lo largo de los años, por los 'poderes' que adquirirán las multinacionales con la firma de este acuerdo, conocido como TTIP.
Explicó que el objetivo del TTIP es generar las condiciones para que las empresas de un lado y otro del Atlántico puedan operar libremente y se encuentren las menores trabas posibles. Por tanto, afectaría a aspectos relacionados con el medio ambiente, la agricultura, los servicios públicos..., de tal manera que si llega a aprobarse va a estar presente en todos los ámbitos de la vida, ya que afectaría directamente a los pilares de la democracia, parándose en la repercusión negativa de los tribunales de arbitraje privados, ya que las multinacionales podrían denunciar cualquier tipo de legislación que entiendan que les perjudica.
Incidió en que se trata de un proyecto político de una élite trasatlántica para revertir todos aquellos logros que hemos conseguido en los últimos años en materia de derechos laborales, sociales, medioambientales, etcétera, advirtiendo que se está hablando de la cooperación regulatoria y, en ese sentido, estaríamos hablando de armonizar a la baja las regulaciones de Estados Unidos y Europa. Estamos hablando de firmar un tratado con Estados Unidos cuando no ha firmado muchos de los convenios de la Organización Internacional del Trabajo.
Dejó claro que no es exactamente una guerra Estados Unidos versus Europa, sino que son las multinacionales contra los derechos laborales, sociales, medioambientales y democráticos de la clase trabajadora de Estados Unidos y de Europa. Ambos tenemos mucho que perder, y las que van a salir ganando son las grandes multinacionales.
Criticó la estrategia de ocultación del TTIP, porque si la ciudadanía empieza a conocer en qué consiste habría sin lugar a dudas mucha más oposición y movilización. De hecho, el Tratado se está negociando prácticamente en secreto. "Ni siquiera los eurodiputados tenemos casi acceso a la información. En el Parlamento Europeo hay una sala donde está parte de los documentos y ni siquiera todos tenemos acceso a esa sala, donde tampoco está permitido hacer fotocopias. Tan en secreto se está haciendo que la Defensora del Pueblo de la Unión Europea, que no es que sea una radical de izquierdas, ya ha llamado la atención a la Comisión Europea", subrayó.
En lo referente a porqué afecta a Europa, dijo que en estos momentos tenemos unos gobiernos en la Unión Europea, el tripartido de conservadores, socialdemócratas y liberales, que están absolutamente plegados a los intereses de las grandes multinacionales. "Y de hecho, si nos fijamos en todo el proceso negociador, el 92% de las reuniones que se han mantenido han sido con los lobbies de las grandes empresas mientras que apenas ha habido con sindicatos, ONGs o movimientos sociales. Es decir, se está haciendo un tratado para que estas multinacionales continúen aumentando sus beneficios y que puedan campar a sus anchas por Europa y Estados Unidos sin que haya ninguna traba que les limite".
Incidió en que estaríamos hablando de un paso más, de un paso de gigante. "En estos momentos, en Europa todavía mantenemos ciertos límites en los servicios públicos, que son un mercado muy suculento para estas multinacionales o como por ejemplo el fracking, que en Estados Unidos es una práctica habitual".
Según la europarlamentaria, "lo que hay detrás del Tratado es un intento de frenar políticas de izquierdas. El Tratado intenta dejarlo todo bien atado. Por ejemplo, si Izquierda Unida ganara en el Ayuntamiento de Santander, y uno de los servicios que pueda haber privatizados, como el agua, quiere revertirlo a lo público, con este Tratado nos podemos encontrar que una multinacional del agua denuncie ese intento de devolverlo a lo público porque entiende que va en contra de sus beneficios y que le supone un perjuicio y, por tanto, si gana esa demanda en los tribunales privados que se están negociando, estaríamos en el punto no solo ya de que cuando un Gobierno quiere privatizar privatiza, que eso ya está sucediendo en Valencia o en Madrid con la Sanidad, sino que estamos llegando al punto de que aún en contra de la voluntad popular o de un gobierno de izquierdas una multinacional pueda impedir que se revierta un servicio a lo público".
Puso el ejemplo de Egipto, que a través de la Primavera Árabe consiguió aumentar el salario mínimo interprofesional. Como Egipto tenía un acuerdo de inversiones con Francia, una multinacional de este país ha denunciado esa subida del salario mínimo porque entiende que le perjudica. Y Egipto tiene una demanda que aún no se ha resuelto. Es un ejemplo de cómo el Tratado trata de impedir que haya políticas de izquierda aunque la izquierda gane las elecciones. El Tratado provoca que los países no puedan hacer las políticas que el pueblo desee porque está todo atado por arriba.
Finalmente, señaló que a favor del TTIP están PP, PSOE, UPyD, CIU y PNV, que son los que votaron en contra cuando el Grupo de Izquierda Unida en el Congreso pidió que hubiera un referéndum.