“Alegoría de la vida” es el título de la obra, una dramatización del origen de la existencia desde el punto de vista biológico y en el seno materno humano y una introspección artística impregnada de realismo con visos científicos en la que el autor hace alarde de una técnica depurada de la interpretación del paisaje humano.

El motivo son cuatro fetos en distintas fase de su desarrollo sobre los que Torregar dice seguir el pensamiento renacentista en su afán de conocimiento del cuerpo humano y de considerar al hombre como el centro del Universo. “Invito a plantearse cuestiones existenciales, en la gracia y ternura de unos pequeños cuerpos que prepotentemente se ofrecen al mundo y a la vida”, señala el artista.

Con 28,6 metros de largo por 7,2 de ancho, y un total de 5.114 baldosas esmaltadas, el proceso supone la mezcla de pigmentos naturales con material fundente, que se disuelven en agua para aplicarlos, con un primer resultado de unos colores apagados que apenas guardan relación con el resultado final.

La especial dificultad del procedimiento está también motivada por la aplicación de varias capas sobre el mismo lugar sin ver el resultado de inmediato y valiéndose en gran parte de la intuición para imaginar el producto final.

A ello se añade que no pueda apreciarse toda la obra en su conjunto hasta que no está montada, puesto que se trata de paneles de grandes dimensiones, que el artista ha pintado por separado antes de adosarlos al muro.

En la cocción y manipulación de las baldosas han intervenido los artistas Juan Martínez Lax, Alfonso de la Risca y Alfonso Martínez Escudero.

Torregar (Ceutí, 1978) es licenciado en Bellas Artes por la Facultad de San Carlos de Valencia, (4ª Curso en la Accademia di Belle Arti di Venezia). Tiene también obra pública en Archena, Caudete (Albacete), Cehegín, Blanca, Burriana (Castellón), Mislata (Valencia), Molina de Segura, Mula, Paterna (Valencia), Puente Tocinos, Puerto Lumbreras, Sagunto (Valencia), San Javier, Torrevieja y Vall D’uixo (Castellón)