Un lugar idílico que parece un estercolero. El Partido Cantonal de Cartagena denuncia semanas sin limpieza y plagas de ratas en el Faro de la Curra. Los desagradables roedores tienen sus nidos en los alcorques de los árboles y resulta muy fácil ver ejemplares entre la basura acumulada de forma incontrolada en las varias papeleras de la plataforma circular de cemento que circunda la torre luminosa conocida por su característico color verde.
Las decenas de pescadores de recreo que frecuentan el Faro de la Curra claman al cielo ante esta situación insalubre. El PCAN también ha recibido la queja de afiliados y simpatizantes sobre la existencia de ratas muertas durante semanas cerca de las papeleras. Animales sin vida que a día de ayer cualquier viandante encontraba de bruces poco después de la subida por la escalera metálica a la histórica baliza justo a mano derecha. Otros deportistas que corren por la zona aseguran que la estructura flotante de la antigua Patacha, atracada y abandonada en ese muelle, también sirve de cobijo de los molestos mamíferos.
El Partido Cantonal de Cartagena exige a la Autoridad Portuaria la retirada inmediata de residuos de este entorno que visitan muchos cartageneros que buscan una visión cercana de los grandes cruceros cuando salen o entran a la dársena del puerto de Cartagena. "Personas que van a despedir a los trasatlánticos más espectaculares con amigos de otros puntos del país y llegan a un lugar repleto de desperdicios e inmundicia. La imagen es lamentable y se arregla con un barrendero que pase por allí a diario y limpie aquello en media hora. Fácil y barato", demanda Antonio Conesa, secretario de organización del PCAN.
En este mismo lugar, la Autoridad Portuaria de Cartagena ha olvidado por completo el proyecto que anunció su expresidente Antonio Sevilla en 2017 que contemplaba la construcción de una pasarela que recorrería todo el dique del rompeolas de La Curra, más conocido como los 'bloques', a modo de mirador del mar y de la ciudad, para el aprovechamiento turístico del enclave. La actuación, dijo entonces Sevilla, generaría importantes beneficios para quienes transitan por la zona y también ofrecería a los visitantes una imagen más atractiva de la ciudad, especialmente a los cruceristas. Una más de las promesas de los gobernantes de Cartagena que quedó en saco roto.