El gran símbolo del engaño continuo de la Comunidad Autónoma hacia Cartagena. El Partido Cantonal denuncia que la Consejería de Turismo, Cultura, Juventud y Deportes culmina dos años consecutivos con partidas presupuestarias para la restauración del Cine Central sin ejecución alguna. Las cuentas regionales de 2023 contaban con 700.000 euros para la fachada y las de 2024 con otros 500.000 euros pero ni una ni la otra han tenido resultado alguno. Y no sólo porque la Administración autonómica no haya gastado una moneda en la rehabilitación del histórico inmueble, además la obra ni siquiera ha sido licitada aún y, por lo tanto, ninguna empresa constructora ha tenido la oportunidad de concurrencia a concurso público. Y todo ello después de que la consejera, Carmen Conesa, dijera en varias ocasiones durante el año que ahora termina que los trabajos empezarían antes del final del mismo.
Y la demora viene de muy lejos. Los compromisos económicos apalabrados para el inicio de los trabajos de recuperación resultan una recurrencia desde 2019. Entonces, el que fuera director general de Cultura, Juan Antonio Lorca, destacó una reserva de 1.863.000 euros en el presupuesto autonómico de 2020. Y así año tras año. Los diferentes consejeros del ramo indicaron incluso que la intervención arquitectónica terminaría como muy tarde con el final de la pasada legislatura en 2023 y la única realidad radica en que no ha habido un movimiento de ladrillo en el edificio y a nadie se le cae la cara de vergüenza anta tanta mentira junta.
El presupuesto total de la restauración asciende a 5.409.581,47 euros y cuenta con una duración estimada de treinta meses desde su comienzo. Los arquitectos Pedro Pitarch y Manuel Burgos de Andrés ganaron hace cuatro años un concurso organizado por Cultura que definía todas las actuaciones en la edificación. Este proyecto convierte la sala principal del Cine Central en un espacio multiusos de artes escénicas, conciertos y hasta exposiciones por la colocación de butacas retráctiles. La planta baja también mejorará su accesibilidad con entradas tanto por la Plaza de la Merced como por la Plaza del Risueño. El palco tendrá una actividad independiente al de la platea como una sala secundaria para la celebración de pequeños eventos. La terraza tendrá uso también como espacio abierto para la cultura sobre todo en los meses de temperatura agradable. El edificio anexo de tres plantas albergará estancias polivalentes para asociaciones culturales, programas lúdicos, talleres e incluso aulas de estudio para la comunidad universitaria del entorno.
La construcción data del año 1880 bajo la autoría del arquitecto municipal Carlos Mancha con la finalidad de mercado público. Pero en 1925, el arquitecto Lorenzo Ros inició su transformación en cinematógrafo que culminó con la inauguración del Gran Cine Sport. El edificio original era una de las más hermosas muestras de la arquitectura latericia de Cartagena. Ros añadió una evidente inspiración barroca en el interior aunque con detalles modernistas propios de la época como las guirnaldas de las columnas. El conjunto de la intervención consiguió un efectismo exótico que recuerda el arte indomusulmán con el apoyo del decó.