Hasta dos veces el Gobierno local ha prometido la excavación de la Domus Salvius del Barrio Universitario. En una primera ocasión, hace dos años, la entonces vicealcaldesa, Ana Belén Castejón, presentó un completo proyecto de recuperación que costó a las arcas municipales casi 14.000 euros. Poco más tarde, a principios del año pasado, sería la alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo, quien vincularía personalmente la puesta en valor de la casa romana a la llegada de fondos europeos en una intervención conjunta a la excavación del Pórtico del Teatro Romano. Pero la partida de la UE llegó y la amnesia recayó sobre la magnífica vivienda alto imperial. La cuantía de los Next Generation acabó íntegra para la futura intervención en el recinto de entrada del edificio para la dramaturgia latina.
La evidente calidad artística de la Domus Salvius completaría la oferta turística y cultural sobre residencia y modo de vida en Carthago Nova que ofrece la cercana Casa de la Fortuna. La casa del siglo I d. C. consta de 1.000 metros cuadrados y tiene su ubicación exacta en el sótano de un edificio de nueva construcción entre las calles Cruces y del Alto. Su estructura gira alrededor de un jardín central con un estanque que rodea un pórtico de columnas jónicas y corintias de diferentes alturas en una composición dinámica y nada usual en los domicilios de ese periodo. Uno de los salones conserva un mosaico geométrico, compuesto porteselas blancas y negras, en el que destaca la palabra 'Salvius'. Término que con casi con toda seguridad determina la nominación de la familia residente.
El proyecto de recuperación del yacimiento recoge tanto la visita de habitaciones, pinturas y mosaicos a ras del suelo como a tres metros de altura, distancia que permite una mejor perspectiva de la monumentalidad del hallazgo. Proyecciones audiovisuales y la imagen de un cielo retroiluminado recrearían el momento histórico en ese lugar concreto del Imperio Romano. La intervención precisa de una inversión de 1,9 millones de euros.
Esta vivienda apareció en 2003 durante los trabajos de cimentación del edificio que existe hoy en día sobre el monumento. Desde entonces ha sufrido los problemas propios del paso del tiempo que han deteriorado su conservación sobre todo por la humedad pero también por la acción de la flora y fauna de un lugar abandonado. El suelo presenta grietas y fisuras consecuencia de las presiones. Así, el mosaico de una de las estancias muestra continuas diferencias de nivel que precisan de una rápida intervención de conservación. También existe un problema de acceso de aguas freáticas en una zona que requiere estructuras de drenaje para el correcto desagüe.