Alguazas

Numerosos feligreses de Alguazas veneran a la Purísima Concepción en su día grande

Ofrenda floral, misa y procesión han compuesto los eventos de una devoción que arranca de inicios del siglo XVIII

Un gran número de devotos del municipio de Alguazas han rendido tributo de veneración a la Purísima Concepción con motivo de su festividad. Los eventos que componen esta secular devoción –que se remonta en la localidad desde los inicios del siglo XVIII- comenzaron la víspera del día grande de la Inmaculada con la tradicional ofrenda realizada a la advocación mariana y que posee la peculiaridad de que cada madre dona una flor por cada uno de sus hijos y ahijados así como cada niño que lo desee, aportaciones éstas que engalanan el trono con el que la Purísima sale en procesión del templo Parroquial de San Onofre de la población en dirección a la Ermita de la que es titular.

Un cortejo que en el mediodía de este pasado Sábado, 8 de Diciembre, previa Eucaristía celebrada en la citada Iglesia, contó con el acompañamiento de un significativo número de vecinos así como la presencia en pleno de los integrantes del Equipo de Gobierno Municipal, encabezados por el Alcalde-Presidente del Consistorio Local, José Antonio Fernández Lladó.

Las fuentes históricas datan en el año 1703 las primeras referencias a la devoción a la Inmaculada en Alguazas mencionando que ya en este citado año podía existir la ermita que alberga la imagen de esta advocación mariana, puesto que se conocen donaciones a la Cofradía de Nuestra Señora de la Concepción, titular de la misma. En 1716 en el libro de fábrica se puede leer "La parroquia tiene una ermita de Nuestra Señora de la Concepción y unos bancalillos". Los bancalillos serían unas porciones de tierra cercanas al atrio del pequeño templo. 

En todo caso la construcción de este lugar de culto debió tener sus primitivos orígenes en los comienzos del siglo XVIII ya que tras la Guerra de Sucesión, acabada en 1713, la población de Alguazas había sufrido una importante merma debido a los continuos efectivos que aportó a la contienda para apoyar al obispo de la diócesis, cardenal Belluga, en su respaldo al duque de Anjou, pretendiente al trono español. 

En 1796 esta ermita se convirtió en el principal lugar de enterramiento debido, seguramente, a las obras que tenían lugar en la parroquia de San Onofre, que desde 1790 abordaba unas obras de ampliación y cuyo espacio de entarramientos, quizá, se encontraba ya saturado. Pero en tres años el espacio de la ermita quedó pequeño y se procedió a la adquisición de terrenos colindantes para habilitarlos como cementerio, compra de terrenos que sufragó el segundo Marqués de Camachos.

Aún se pueden contemplar en el interior de la ermita lápidas, o restos de las mismas, que nos recuerdan que el templo fue escogido como lugar de enterramiento por algunos personajes relevantes de la villa como el ministro de Fernando VII Pedro Regalado, enterrado en 1820.

El cementerio que ocuparía el actual atrio de la ermita y terrenos adyacentes  fue trasladado  en 1862 a su actual emplazamiento, que en aquellos momentos constituiría la zona más alejada de los límites de la villa.  

No fue hasta 1850 cuando la pequeña capilla se amplió, añadiendo una pequeña sacristía y una casa para el ermitaño. Durante años el edificio fue objeto de reformas que llegaron a elevar el piso de la nave setenta centímetros. Se eliminó la casa del ermitaño y también se talaron los primitivos árboles así como el enrejado del atrio. 

En 1997 se procedió a rehabilitar la ermita recuperando el nivel original de su suelo y reparando las techumbres. En el lado oeste que antiguamente ocupaba la casa del ermitaño se construyeron unos salones como adenda con elementos accesorios a la ermita.

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