Los romeros tuvieron que recoger el campamento, a las cuatro y media de la madrugada, ayudados por miembros de Protección Civil y Policía Local que les escoltaron en su regreso a la ciudad.
A pesar de que las previsiones meteorológicas anunciaban mal tiempo para el fin de semana, el sol radiante que lucía durante la mañana del pasado sábado, en la salida de la XXV Romería Rociera, no hacía presagiar lo que horas más tarde iba a suceder.
Numerosas autoridades locales, encabezadas por el alcalde de Águilas, Bartolomé Hernández, acompañaron a los cientos de romeros que se congregaron a las puertas de la parroquia de San José, tras la Solemne Misa y bendición de peregrinos, a cargo del consiliario de la Hermandad, Manuel Amatriaín, para emprender la primera parte de un recorrido que les llevó hasta la Plaza Virgen del Rocío, donde se unieron caballistas y carriolas.
El primer edil, acompañado por el hermano mayor de la Hermandad, Ginés Robles, autorizó allí la salida oficial del camino, realizando posteriormente la tradicional parada en el cuartel de la guardia civil para llevar a cabo la ofrenda floral a Nuestra Señora Virgen del Pilar.
La alegría vivida durante la jornada del sábado, se vio perturbada sobre las cuatro y media de la madrugada, cuando la incesante lluvia que caía a esas horas sobre el campamento, instalado en el Molino del Saltaor, obligó a levantar la romería para prevenir males mayores, puesto que este lugar se encuentra cercano a una zona de ramblas.
Ayudados por miembros de Protección Civil y Policía Local, y coordinados por el concejal de Seguridad Ciudadana, Francisco Clemente, alrededor de las siete de la mañana iniciaron nuevamente su regreso a la ciudad, escoltados por las fuerzas de seguridad y en un convoy que discurrió por la autovía para evitar el área de ramblizos.
La XXV Romería Rociera se clausuró a las 20'00 horas del domingo, con la entrada del Simpecado a la parroquia de San José y una Misa dedicada a los romeros.